ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

LA ÚLTIMA CENA.

"Tomad y comed todos de él, que este es mi cuerpo... Tomad y bebed, que este es el cáliz de mi sangre". En Jerusalén corre el mes de nisán, según el calendario hebreo, mes que corresponde más o menos a abril...

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El ambiente en la cena es ominoso; hay presagios misteriosos, y se plantean preguntas desconsoladoras. Se respira traición. Jesús, atribulado, celebra la Pascua con sus 12 discípulos. El traidor y su víctima comparten la mesa por última vez. Ambos estarán muertos al cabo de 48 horas...

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Tal es el drama que tiene lugar aquel fatídico jueves, como preludio del enjuiciamiento, la muerte y la resurrección de Jesús el Cristo. La Última Cena, tal como se narra en los Evangelios y en la Primera Carta del apóstol San Pablo a los Corintios, constituye un momento crucial en la Historia Sagrada...

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Fue en ella cuando quedó instituido el sacramento de la Eucaristía ("Acción de gracias", en griego), y con él también uno de los ritos centrales del culto cristiano...

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Consciente de que se le ha acusado de blasfemo, una falta capital, Jesús "ya no se deja ver en público, entre los judios". Permanece en Betania y en los alrededores de jerusalén. Los preparativos de la celebración de la Pascua se llevan a cabo con todo el cuidado...

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"Vayan a la ciudad", les indicó a sus discípulos, "y encontrarán a un hombre con un cántaro; síganlo. Cuando vean que entra a algún sitio, pregunten allí por el señor de la casa y díganle: "El Maestro ha preguntado por el cenáculo donde celebrará la cena pascual con sus discípulos". Aquel hombre les mostrará un gran salón en el piso alto, ya preparado...

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No es posible precisar en la actualidad dónde tuvo lugar esa celebración. Sin embargo, se ha especulado que aquel salón en un piso alto puede haberse encontrado en el barrio de los esenios, la secta judía que legó al mundo los Rollos del Mar Muerto...

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Los huéspedes, ya fuera que pagaran o no, solían instalarse en el piso alto de ciertas casas típicas de Oriente Medio. Y el "gran salón", alquilado o prestado, sin duda debe de haber sido un lugar respetable. En el siglo I se usaban mantelería, vajillas, y juegos de copas finos. No se necesitaban cubiertos; la gente comía con los dedos, muy refinadamente...

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La fiesta de Pascua se celebraba con la primera luna llena de primavera, en recuerdo de la liberación del pueblo judío de sus cautiverio en Egipto. Se trataba de una comida hogareña, en la cual no se admitía la presencia de extranjeros. La hora de la comida para los hebreos era, por norma general, a media tarde, pero la cena pascual comenzaba al anochecer...

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Se solía servir cordero al horno con pan ázimo y cuatro copas de vino mezclado con agua. En los Evangelios no se especifica si Cristo y los Doce cenaron sentados o reclinados en estrechos divanes, como se acostumbraba en Tierra Santa...

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En una demostarción de humildad que sólo San Juan Evangelista registra, Jesús asumió de pronto el papel de los sirvientes, se despojó de su túnica y les lavó los pies a sus discípulos...

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La tragedia se cierne sobre el grupo. Los apóstoles comprenden que se trata de la cena de despedida de su Maestro, y que su mundo entrañable está a punto de derrumbarse...

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"He querido celebrar esta Pascua con vosotros, antes de padecer", les había dicho Jesús. Nunca menciona la cruz, infamante instrumento de tortura física y mental, pero sabe que al día siguiente va a sufrir la lenta agonía de la Crucifixión...

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Este castigo, uno de los más crueles que se hayan ideado jamás, se reservaba para esclavos y súbditos de las colonias del Imperio Romano. En aquella hora vespertina, Jesús no oculta su angustia y declara: "Ya no volveré a beber del fruto de la vid". ¿Se va de viaje? Simón Pedro se ofrece a acompañarlo a dondequiera que vaya, pero Él le dice: "NO puedes seguirme ahora, pero me seguirás después"...

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Y escoge precisamente ese momento de tensión para instituir el ritual que constituye para la entonces naciente religión universal una esencia duradera.
Difícil considerar espontáneo ese acto. En realidad, todo el banquete parece haber sido planeado en torno al sacramento del pan y del vino...

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La manera como tiene lugar participa de una maravillosa sencillez: "Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomad y comed todos de él, que esto es mi cuerpo. Luego tomó el cáliz, dio gracias y lo pasó a sus discípulos diciendo: "Tomad y bebed todos de él, que este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados"...

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Desde tiempos inmemoriales se usaba sangre a manera de tinta para sellar los pactos solemnes. Así pues, el sentido de la Última CEna es que en ella se estableció un nuevo pacto, una nueva alianza entre Dios y los hombres, sellada con la sangre del sacrificio del Salvador...

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La Eucaristía arraigó de inmediato en el culto cristiano." Haced esto en conmemoración mía", recomendó Jesús. Y aunque hay diversas maneras tanto de entender como de administrar el Sacramento de la Comunión, el misterio de la Última Cena sigue encerrando una vital fuerza unificadora para la cristiandad entera...

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Jesucristo dijo en aquel banquete postrero: "Yo ruego por que todos los hombres sean como uno solo...

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"En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me traicionará". La acción descollante del pasaje bíblico está salpicado de escalofriantes apartes. Sabemos, como Jesús los sabe, que Judas Iscariote lo ha vendido a los sumos sacerdotes y a los fariseos por 30 ciclos de plata, cantidad suficiente para comprar un campo pequeño...

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Pero los demás apóstoles no tienen idea del contubernio, y la declaración del Maestros, que hace Él como si tal cosa, les cae como un rayo, y sacude al hasta entonces tranquilo ágape. " ¿Soy acaso yo, Señor? ¿Soy yo?"...

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Mientras se suscitan estas preguntas de parte de los discípulos, nuestra atenciónse concentra en la enigmática figura del traidor. Ya lo conocíamos; se trata del avariento tesorero del grupo. "Era un ladrón, y las talegas estaban en su poder"...

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Seis días antes de la Pascua, durante la estancia de Jesús en casa de Lázaro, en Betania, Judas había protestado porque María, una de las dos hermanas de Lázaro, le había enjugado los pies a Jesús con un ungüento muy caro. Y aunque el Mestro sabe quién es el traidor, no lo delata; no ignora que aquel hombre tiene un papel central en los designios del Padre, y lo protege, con tal de que se cumpla la voluntad de Dios...

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Entonces, cuando le toca su turno a Judas para preguntar: "Maestro, ¿soy yo?", Jesús lo mira y le responde: "Tú lo has dicho". En ese momento, Simón Pedro le indica a señas Juan; "el discípulo bienamado de Jesús", que le pregunte de quién se trata...

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Juan, en actitud de doloroso desamparo, tiene la cabeza apoyada en el pecho de su Maestro, y la reacción de Simón Pedro es característica del pescador tosco y arrojado que lleva una espada y no dudará en traspasar con ella al tridor...

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Jesús está consciente de lo que ocurre y le indica a Juan, en un murmullo: "Aquel a quien le dé un pedazo de pan remojado en plato, ese es". (El plato contiene hierbas amargas, que constituyen un recuerdo de las penurias sufridas por los judios durante su exilio en Egipto; ahora siguen incluyéndose esas hierbas en las cenas judias de Pascua)...

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Tan pronto como Judas Iscariote recibe el bocado, se dirige a la puesta. "lo que tienens que hacer, hazlo pronto", le ordena Jesús. Ninguno de los discípulos entiende el significado de tal orden...

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Judas se pierde en la noche, y nosotros nos preguntamos qué lo mueve. San Mateo afirma que, cuando Judas supo que habían condenado a Jesús, se arrepintió "de haber derramado sangre inocente", arrojó las monedas sangrientas al piso del templo, y se ahorcó...

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Mucho se ha especulado sobre la culpabilidad de Judas. Si no fue más que un instrumento de la voluntad de Dios, ¿se le puede condenar? Jesús mismo le atribuye suficiente libertad al llamarlo "hijo de la perdición", y su veredicto, que pronuncia en la misma Última Cena, es: " ¡Ay de aquel por quien el Hijo del Hombre es entregado! ¡Más le hubiera valido no haber nacido!"...

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Despues, Jesús y sus seguidores leales disfrutan de un momento de sosiego. "Todavía estaré con vosotros un poco más". Otra vez forman una familia muy unida El Maestro llama a sus discípulos "amigos", ruega al Padre que los proteja y les expone su último mandamiento: "Amaos los unos a los otros, como yo os he amado"...

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Una vez más habla de su verdadera misión: "Yo he venido del Padre al mundo, y ahora abandono el mundo y vuelvo al Padre"...

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" ¡Vaya, estás hablando claramente!", exclaman los discípulos, es decir, que no se está expresando por medio de parábolas. La hermosísima alocución postrera de Jesús queda registrada con detalle en el Evangelio según San Juan. Pero, ¿el orador se dirigió con ella solamente a los ahí presentes?...

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A quienes la rememoramos nos parece como si la humanidad entera hubiera estado apretujada en aquel cenáculo, y que ese legado de esperanza lo hubiera dejado Jesús para todos y cada uno de los hombres. "Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulaciones, pero confiad: Yo he vencido al mundo"...

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La celebración termina. Maestro y apóstoles entonan un himno, que bien puede haber sido un salmo del rey David, y luego se van al monte de los Olivos, que se encuentra a media hora de camino, a pie por el valle del Cedrón...

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Ahí, en el huerto de Getsemaní, donde todos ellos habían pasado la noche a menudo, Jesús ora en un verdadero estado de agonía; tanto que su sudor cae a la tierra como "grandes gotas de sangre". "Padre mío", dice, "si es posible, que pase de mí este caliz; pero que no sea como yo yo quiero, sino como quieras Tú". Su hora está carca...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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Así pues, la Última Cena es un episodio importantísimo del Nuevo Testamento, pues marca el final del ministerio de Jesucristo y el principio de su pasión...