El hombre, me decía un día una buena amiga, mujer de un comerciante, no es un ser que razona, ni que desea; sino un pobre diablo que sueña y anda contínuamente con sus fantasmagorias a vueltas; y Descartes escribiendo su célebre "pienso, luego existo", me parece que afirmó una solemne tonteria...