EN UNA EXHIBICIÓN automovilística celebrada en Londres en 1966, un visitante se acercó al vendedor que estaba en una plataforma, en la que se exhibían coches de lujo, y le preguntó dónde estaba el lavabo de los hombres.
"Permítame que le acompañe -replicó el vendedor-. Es la única pregunta sensata que me han hecho hoy".
"Permítame que le acompañe -replicó el vendedor-. Es la única pregunta sensata que me han hecho hoy".