Dos amantes que han tenido una reyerta, comparecen ante el juzgado:
El Juez.- ¿Conque esta señora le hirió a usted?
El amante (deseando salvar a su coíma) -No, señor.
El Juez.- ¿Pues y ese mordisco que tiene en la oreja?
El amante (aturdido).-Me lo he dado yo mismo, durmiendo... señor juez.
El Juez.- ¿Conque esta señora le hirió a usted?
El amante (deseando salvar a su coíma) -No, señor.
El Juez.- ¿Pues y ese mordisco que tiene en la oreja?
El amante (aturdido).-Me lo he dado yo mismo, durmiendo... señor juez.