Me explicó una amiga que un día se fue al supermercado y en su carrito puso algunos productos que a mucha gente no les gustan, pero para ella eran algunos de sus manjares favoritos: Unos arenques ahumados, dos riñones, un trozo de hígado y otro de salmón fresco. En la cola de la caja había delante de mí -me decía-, una chica joven con una niña que se acercó a mi carrito y comenzó a mirar con gran interés lo que llevaba dentro.
Cuando estaba pensando que era demasiado chica para darse cuenta de lo ricos que eran aquellos alimentos, le preguntó:
-Oiga, ¿de qué tamaño es su gato?
Cuando estaba pensando que era demasiado chica para darse cuenta de lo ricos que eran aquellos alimentos, le preguntó:
-Oiga, ¿de qué tamaño es su gato?