Una coqueta exclamaba mirándose al espejo:
- ¡Oh!... ¡Cómo envidio al hombre que me ha de tener por esposa!
(Sin comentarios)
- ¡Oh!... ¡Cómo envidio al hombre que me ha de tener por esposa!
(Sin comentarios)
- ¿Por quién va usted de luto?
-Por mi suegra.
- ¿Ha muerto?
- ¡Ca! Mucho peor; se ha venido a vivir con nosotros.
-Por mi suegra.
- ¿Ha muerto?
- ¡Ca! Mucho peor; se ha venido a vivir con nosotros.
Mamá suegra está muy enferma. El yerno pregunta al médico que sale de la alcoba:
- ¿Cómo sigue?
- ¡Ah! Revístase usted de abnegación, amigo mío -le dice el doctor-, el temple de alma y la resignación se demuestran en las ocasiones difíciles.
- ¿Se muere?
-No; está salvada.
- ¿Cómo sigue?
- ¡Ah! Revístase usted de abnegación, amigo mío -le dice el doctor-, el temple de alma y la resignación se demuestran en las ocasiones difíciles.
- ¿Se muere?
-No; está salvada.
En un "restaurant", el Caballero:
- ¡Camarero! ¿Tienen ustedes algún "gabinetito" reservado?
-Sí, señor- responde el camarero haciéndose cargo de la situación.
-Pero, muy reservado, muy reservado, ¿eh?... Porque, la verdad, (añadió bajando la voz) porque me da vergüenza de que me vean con una mujer tan fea.
- ¡Camarero! ¿Tienen ustedes algún "gabinetito" reservado?
-Sí, señor- responde el camarero haciéndose cargo de la situación.
-Pero, muy reservado, muy reservado, ¿eh?... Porque, la verdad, (añadió bajando la voz) porque me da vergüenza de que me vean con una mujer tan fea.