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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

El temor a los extraños es algo que todos, o casi todos, llegamos a sentir. Puede suceder en una fiesta, donde no se nos ocurre nada ingenioso o importante que decir, en entrevistas de trabajo donde quien más quien menos, todos no hemos esforzado por causar buena impresión; en suma, en cualquier lugar donde nos topamos con personas que nos inspiran interés, pero ante quienes nos sentimos demasiado inseguros para entablar cualquier conversación...

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No obstante, saber abordar a la gente con desenvoltura nos permite ampliar el círculo de nuestros conocidos, que más tarde algunos han llegado a encontrarse entre nuestros mejores amigos.... y a enriquecer así nuestra vida...

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Como prueba de ello aquí tenemos un botón: el caso de Castilleja y mío. Y es que, si cuando Castilleja dijo en el foro que iba a ser intervenida quirúrgicamente yo no me hubiese lanzado "en picado", y no hubiese plantado cara a lo poco de aquella gran timidez infantil que aún me queda escondida en un rincón de mis entretelas, jamás hubiésemos llegado a conocernos, ni a llegar a ser tan amigas como ahora somos. ¡Por más que las dos hubiésemos escrito en Pueblos España!...

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A lo largo de mi vida, rara vez he hablado con una persona extraña de donde no haya sacado algo positivo, como puede ser la contribución a aumentar mis conocimientos, ¡que por cierto!, buena falta me hace...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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Una persona a la que nunca hayamos tratado quizá nos revele, incluso, algo sobre nosotros mismos. Porque a un extraño podemos confiarle ciertas cosas que siempre quisimos decir, pero que jamás osamos mencionar siquiera ante parientes o amigos, y así nos vemos a nosotros mismos con nuevos ojos...