ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

LA RUTA DEL AMOR.

En la adolescencia, y sobre todo para algunos de los de La quinta el 49, existía la creencia de que enmorarse era una meta, un final. Nos apasionábamos por primera vez con alguien que nos correspondía y creíamos que ya "habíamos llegado al amor, cuando en realidad se trataba de lo contrario, es decir, del inicio del larguísimos aprendizaje sentimental, una confusa peripecia emocional que dura prácticamente toda la vida...

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Este "equívoco" estaba fomentado por los relatos infantiles, las novelas rosas, y las películas en blanco y negro, cuyo final, casi siempre, por no decir siempre, terminaban juntándose, y comiendo felizmente perdices para siempre, por los siglos de los siglos, Amé Jesús...

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Una vez unidos los amantes, y digeridas las perdices, parecía que ya no había nada más que contar o narrar, como si la dicha y la felicidad fuera una eterna sonrisa petrificada...

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Pero..., ¡ay, amigo mío...!, los adolescente de entonces, de ahora y de siempre, en seguida nos dábamos cuenta que la realidad comenzaba justo entonces: la vida comenzaba donde terminaba el cuento, porque a partir de esa primera etapa de enejenación sentimental uno podía intentar el milagro cotidiano del amor heroico, que es el que se basa en lo tangible, y en el esfuerzo...

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Si la pasión estribaba en inventarse al otro, el amor heroico consistía en conocer al otro, y pese a ello, amarlo. ¡No creáis, no es un trabajo fácil, ni mucho menos!, así como tampoco es seguro; ni siquiera sabemos, los adolescentes de entonces, si todas las personas estamos capacitadas o no para lograrlo. Pero sí sabemos, algunos de nosotros que, en el amor heroico también hay emoción, también se roza el cielo y que VALE LA PENA INTENTARLOOOOO!