BELLAS ARTES. LA CIGARRA.-Cuadro de A. Chantron.
Las modelos de Chantron, son, salvo contadas excepciones, mujeres en torno a las cuales vibra y palpita un vaho inexplicable de juventud, alegre y sana, que no habla a los sentidos, cual si en la doncella codiciable que despierta, persistiese aún la niña ingenua que respetamos...
Las modelos de Chantron, son, salvo contadas excepciones, mujeres en torno a las cuales vibra y palpita un vaho inexplicable de juventud, alegre y sana, que no habla a los sentidos, cual si en la doncella codiciable que despierta, persistiese aún la niña ingenua que respetamos...
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Los lienzos se distinguen por la sencillez de la composición y por la sobria exactitud del colorido. Bajo un cielo azul y sobre un fondo en el cual los tonos verde esmeralda y verde oscuro del campo, salpicado de florecillas amarillas y rojas, están sabiamente combinados, aparece una mujer, "La CIgarra", con su laúd terciado a la espalda, su abundante cabellera suelta a merced del viento acariciador, sus carnes blancas, ligeramente sonrosadas, como amasadas con leche y carmín...
Los lienzos se distinguen por la sencillez de la composición y por la sobria exactitud del colorido. Bajo un cielo azul y sobre un fondo en el cual los tonos verde esmeralda y verde oscuro del campo, salpicado de florecillas amarillas y rojas, están sabiamente combinados, aparece una mujer, "La CIgarra", con su laúd terciado a la espalda, su abundante cabellera suelta a merced del viento acariciador, sus carnes blancas, ligeramente sonrosadas, como amasadas con leche y carmín...
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El cuerpo esbelto de "la Cigarra", de una esbeltez perfecta, que sin descender a los límites ridículos de la delgadez, no rebasa los lindes prosáicos de la gordura, nuncio amedrentador de las bellezas decadentes; y su brazo izquierdo levantado, agitando un artístico ramo de pintadas flores silvestres que cogió en el valle...
El cuerpo esbelto de "la Cigarra", de una esbeltez perfecta, que sin descender a los límites ridículos de la delgadez, no rebasa los lindes prosáicos de la gordura, nuncio amedrentador de las bellezas decadentes; y su brazo izquierdo levantado, agitando un artístico ramo de pintadas flores silvestres que cogió en el valle...