ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

BELLAS ARTES. LA CIGARRA.-Cuadro de A. Chantron.

Las modelos de Chantron, son, salvo contadas excepciones, mujeres en torno a las cuales vibra y palpita un vaho inexplicable de juventud, alegre y sana, que no habla a los sentidos, cual si en la doncella codiciable que despierta, persistiese aún la niña ingenua que respetamos...

...
Los lienzos se distinguen por la sencillez de la composición y por la sobria exactitud del colorido. Bajo un cielo azul y sobre un fondo en el cual los tonos verde esmeralda y verde oscuro del campo, salpicado de florecillas amarillas y rojas, están sabiamente combinados, aparece una mujer, "La CIgarra", con su laúd terciado a la espalda, su abundante cabellera suelta a merced del viento acariciador, sus carnes blancas, ligeramente sonrosadas, como amasadas con leche y carmín...

...
El cuerpo esbelto de "la Cigarra", de una esbeltez perfecta, que sin descender a los límites ridículos de la delgadez, no rebasa los lindes prosáicos de la gordura, nuncio amedrentador de las bellezas decadentes; y su brazo izquierdo levantado, agitando un artístico ramo de pintadas flores silvestres que cogió en el valle...

...
El cuadro de Chantron encierra un símbolo alatamente poético; es el grito triunfante, avasallador, de la vida que renace, de la Primavera que vuelve cargada de simientes y de frutos bajo la bienhechora sonrisa del Padre Sol...

...
La Cigarrera enamorada de la Naturaleza pasa su vida entonando el himno soñoliento y de enervante pereza...

...
Recordando la vida febril y rápida de los garndes artistas que deslumbraron a sus contemporáneos con su ingenio y murieron en la miseria después de apurar en un solo trago todas las hieles del trabajo y todas las dulzuras del triunfo, ¿no habéis pensado en la trágica historia de las pobres cigarras que mueren cantando?
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Al mirarse en el espejo,
éste dice la verdad.
Los lectores que las miran
de fijo, algo más dirán.

Dirán que si patatín
dirán que si patatán;
ellas pasan de los dichos
y... ¡Mañana, Dios dirá!