Ofertas de luz y gas

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

ALGUNOS SE QUEJAN DE SU MALA MEMORIA, y no piensan en que si nos lo propusiéramos, muchos podríamos igualar estas asombrosas hazañas.

Cuentan que, en la escuela donde estudiaba el protagonista de esta historía, que tenía nueve años de edad, se organizaban concursos semanales de memorización de pasajes bíblicos. El chaval no daba mayor importancia a estos concursos, pero como su profesor se pareciese mucho a Don Lino, maestro que fue de Alconchel, un día que ya estaba cansado del desinterés del chaval, lo llamó a su lado, le hizo poner la palma de la mano hacia arriba, a la altura del pecho, y con una "palmeta" de madera, expresamente dispuesta para estos casos, le dió tal palmetazo que el muchacho pensó en memorizar todo y más de lo que el maestro le mandase; sobre todo memorizaría dos cosas: el daño que producía un "palmetazo" dado con mala leche, y las carcajadas que el tal "palmetazo" produjo en los compañeros de clase mientras él con la cara más colorada que un pimiento morrón y la barbilla tocándole el pecho, volvía de nuevo " a su sitio"...

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Aquéllo tuvo lugar un viernes por la tarde, y al viernes siguiente, el chico sorprendió a la concurrencia al recitar de carrerilla, como un pipagallo, todos los pasajes asignados en un año...

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A partir de aquel día siguió con la táctica que había utilizado después de "enseñarle los dientes" el maestro, y cuando ya fue adolescente, al estudiar preparatoria, siguió un curso de griego. Una vez el profesor dio de tarea al grupo de estudiantes aprenderse 21 versos de la Ilíada, en una semana...

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Resultó que al final de la hora de clase, que según él había seguido con mucha atención, ya los había memorizado, así que más tarde, y en poco tiempo, se aprendió los 100 primeros versos de la obra...

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Cuando le llegó el turno de estudiar en la Universidad, el joven, llamémosle "del palmetazo", se inscribió, animado por sus profesores, en un curso de teatro griego, pero, durante los siguientes 44años, no tuvo "nada que ver" con esta lengua...

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Se dedicó a trabajar de maestro en administración y dirección de empresas, ejerció como contador público, y trabajó en varias compañías internacionales. Se casó, y junto a su mujer crió y educó a cinco hijos...

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En el año 1978 aquel chavalito al que no le interesaba memorizar pasajes bíblicos, era director de Finanzas en una gran empresa europea de artículos deportivos que cerró su oficina en París. Así a los 60 años, disponía, por primera vez desde su época de estudiante, de algo de tiempo libre...

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A fin de conservar activa su mente, releyó La Ilíada y descubrió que aún recordaba los primeros 100 versos: "De pronto, -decía-, se me ocurrió una idea: ¿Por qué no aprenderme toda La Ilíada de memoria?" Diez años después, había memorizado 22 de los 22 cantos de este monumento literario, insólita proeza en una persona de su edad... o de cualquier edad...

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Que alguien pueda retener en el cerebro tanto, entre los 60 y los 70 años, asombra a la mayoría de la gente, pues se cree que la memoria mengua con el paso de los años...

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El método que este hombre utilizaba para retener lo que leía y escuchaba en la memoria consistía en leer un libro y grabarlo en una cinta; luego, lo releía varias veces, verificando su comprensión de cada frase y de cada palabra. "También procuro verme a mí mismo como actor de la acción", decía cuando explicaba su experimento...

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Según decía, cuando cogía un libro por banda, leía cada párrafo una y otra vez, repitiendo cada renglón hasta memorizarlo de cabo a rabo. Después, recitaba varias líneas hasta poder repetir sin errores el párrafo entero. Luego, una vez que había memorizado varios párrafos, los retitaba en bloque, y proseguía hasta saberse perfectamente todo el libro...

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Si se cansaba de recitar, -decía- escuchaba la grabación correspondiente, "que me ayuda a fijar el texto en la memoria". Observaba, sin embargo, que tan pronto como memorizaba un libro, comenzaba a olvidar otros, y que tenía que rememorizarlo todo sistemáticamente...

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Después de repetirlos innumerables veces, acababa por retenerlos en la mente, y comparaba este procedimiento con llenar unos cuantos recipientes que goteen, hasta taponar los hoyos.
Esto es un claro ejemplo de lo que los científicos descubriero sobre el funcionamiento de la memoria...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
ES MEJOR MUCHOS POCOS, QUE POCOS MUCHOS.

Yo me imaginaba al protagonista de esta historia estudiando La Ilíada a media tarde, después de merendar. Pero no era sí: él practicaba estos ejercicios en ratos perdidos; mientras conduce, cuando se ducha o se baña, cuando hace cola en la parada del auto bus etc, etc...