DULCE HISTORIA.
Los años, aunque nos dediquemos toda nuestra vida a construir talanqueras para retenerlos, pasan; y lo malo de todo, es que no podemos retenerlos. Aminorar la marcha, quizá, pero cerrar las pequeñas aberturas por donde se escapan... ¡Esto resulta imposible!...
Los años, aunque nos dediquemos toda nuestra vida a construir talanqueras para retenerlos, pasan; y lo malo de todo, es que no podemos retenerlos. Aminorar la marcha, quizá, pero cerrar las pequeñas aberturas por donde se escapan... ¡Esto resulta imposible!...
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Queda claro que los años pasan, pero lo que no pasa, en la gran mayoría de los casos, son los recuerdos de nuestros años pasados.
Hoy hablamos de las golosinas, llamadas por el Señor Rajoy "las chuches", que son los caramelos y chicles que acompañaron los últimos años de infancia a "los quintos del 49"...
Queda claro que los años pasan, pero lo que no pasa, en la gran mayoría de los casos, son los recuerdos de nuestros años pasados.
Hoy hablamos de las golosinas, llamadas por el Señor Rajoy "las chuches", que son los caramelos y chicles que acompañaron los últimos años de infancia a "los quintos del 49"...
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Los dulces de nuestra primera infancia -años cincuenta-, como podéis imaginar se limitaban a los "pirulís" de azúcar tostada, el regaliz, el palo dúz, y poquito más; los hijos de los "ricos" del pueblo no sé si gozaban de algunos dulces más, porque como yo era hija de pastor tampoco podían permitirse darnos a las hijas "muchos lujos" en cuestión de dulces, ¡ni de nada, vamos!...
Los dulces de nuestra primera infancia -años cincuenta-, como podéis imaginar se limitaban a los "pirulís" de azúcar tostada, el regaliz, el palo dúz, y poquito más; los hijos de los "ricos" del pueblo no sé si gozaban de algunos dulces más, porque como yo era hija de pastor tampoco podían permitirse darnos a las hijas "muchos lujos" en cuestión de dulces, ¡ni de nada, vamos!...
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Es posible que a los hijos de los "ricos" les comprasen las chucherías fuera del pueblo, porque la verdad és, que, en el pueblo, aunque se tuviesen medios para hacerlo, tampoco había tanto abasteciomiento de dulces y chucherías en las tiendas que entonces había, como para tirar cohetes...
Es posible que a los hijos de los "ricos" les comprasen las chucherías fuera del pueblo, porque la verdad és, que, en el pueblo, aunque se tuviesen medios para hacerlo, tampoco había tanto abasteciomiento de dulces y chucherías en las tiendas que entonces había, como para tirar cohetes...
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Fue más o menos cuando a España comenzaron a llegar los primeros turistas, y "nos abrimos" al mundo, cuando las golosinas que hasta entonces habían acompañado y endulzado nuestra infancia comenzaron a cambiar; se renovaron y buscaron seducir con nuevos sabores y propiedades a "los golosos" y "colosos" de entonces. En la actualidad, algunas marcas sólo permanecen en el recuerdo, como por ejemplo, los caramelos "Sacis"...
Fue más o menos cuando a España comenzaron a llegar los primeros turistas, y "nos abrimos" al mundo, cuando las golosinas que hasta entonces habían acompañado y endulzado nuestra infancia comenzaron a cambiar; se renovaron y buscaron seducir con nuevos sabores y propiedades a "los golosos" y "colosos" de entonces. En la actualidad, algunas marcas sólo permanecen en el recuerdo, como por ejemplo, los caramelos "Sacis"...
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Cuenta la historia, porque esto ya es historia, que todos hemos crecido con algún caramelo favorito escondido en el bolsillo de los pantalones -las chicas, babero-, siendo éste uno de los símbolos de nuestra infancia.
Las golosinas, por lo que dicen, retienen el tiempo, y por lo tanto, resultan del todo anacrónicas. Parece ser que siempre pertenecen a nuestro pasado...
Cuenta la historia, porque esto ya es historia, que todos hemos crecido con algún caramelo favorito escondido en el bolsillo de los pantalones -las chicas, babero-, siendo éste uno de los símbolos de nuestra infancia.
Las golosinas, por lo que dicen, retienen el tiempo, y por lo tanto, resultan del todo anacrónicas. Parece ser que siempre pertenecen a nuestro pasado...
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Según cuenta Steven Connor en "La curiosa historia de nuestros objetos cotidianos" nos ayudan a durar. Basta degustarlas, dejar que se derritan en la boca y su sabor nos transporta inmediatamente a etapas de nuestra vida que muchos creíamos olvidada para siempre...
Según cuenta Steven Connor en "La curiosa historia de nuestros objetos cotidianos" nos ayudan a durar. Basta degustarlas, dejar que se derritan en la boca y su sabor nos transporta inmediatamente a etapas de nuestra vida que muchos creíamos olvidada para siempre...