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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ¡Qué recuerdos me traen los Cu-cús! ¿A vosotros no?...

¡Qué recuerdos me traen los Cu-cús! ¿A vosotros no? Éramos tan inocentes entonces, que los cogíamos a montones y luego en una latilla de sardinetas "de a quilo" vacía, los machacábamos con una piedra con la ilusión de que de allí saldría tinta como aquella que tenían el maestro y la maestra en la escuela. Se llamaba Pelikán, y en ella se mojaba la plumilla para escribir y hacer prácticas de caligrafía... ¡Madre mía...! ¿y cuándo mojábamos mucho la plumilla, se nos caía la tinta, y se nos hacía un borrón encima de lo que habíamos escrito con tanto esmero? ¡Menudo disgusto, chicos! Claro que teníamos nosotros unos "Secantes" que nos daba el médico (Don José) o el practicante (Don Lino), y que guardábamos como oro en paño, que aquello secaba lo habido y por haber, aunque la mancha de tinta ahí quedaba por los siglos de los siglos... A veces me he dicho a mí misma que, una de dos, o nosotros y la tinta Pelikán habíamos nacido con unos años de adelanto, o el "Tipex" lo deberían haber inventado unos años antes, porque los chicos de ahora, no sabéis la pejiguera que era aquello de "hacer un borrón". Y es que ya sabéis que no es lo mismo acabar los escritos limpitos, que con un borrón "en t´ol medio". Y aunque digan que tras un borrón viene una cuenta nueva..., ¡Ni hablar del peluquín! Eso es una mentirijilla piadosa, para que no nos desmoralicemos... ¡Si lo sabremos los que hemos escrito con plumilla y tinta Pelikán...!