Caminando alegre sobre un hermoso alazán iba un apuesto caballero por el mismo camino que venía un gitano, cabalgando en un humilde borrico; y al cruzarse, queriendo el caballero hacer una broma picajosa al gitano, le dijo sonriente:
- ¿Cómo va el borrico, gitanillo?
-A caballo, señor, contestó alegre el gitano.
- ¿Cómo va el borrico, gitanillo?
-A caballo, señor, contestó alegre el gitano.