LA TIERNA ROSA.
La rosa murmuró tristemente, inclinando hacia mí su tallo, mientras los rayos del sol nos envolvían como finísima ilusión de oro pulverizado:
-Queréis cogerme demasiado pronto: apenas se ha abierto mi capullo entre los primeros fulgores del alba y aún quedan en mis pétalos algunas gotas de rocío matutino...
La rosa murmuró tristemente, inclinando hacia mí su tallo, mientras los rayos del sol nos envolvían como finísima ilusión de oro pulverizado:
-Queréis cogerme demasiado pronto: apenas se ha abierto mi capullo entre los primeros fulgores del alba y aún quedan en mis pétalos algunas gotas de rocío matutino...
...
No, no me cojais aún. ¿No hay otras flores en este perfumado recinto? Mirad: a mi alrededor hay jacintos, claveles, jazmines.... Casi todas esas flores no sentirían ser cogidas, pero yo... flor joven, apenas abierta, con esperanzas, con ilusiones... ¡No quiero que mi existencia se marchite en seguida en un dorado búcaro japonés...
No, no me cojais aún. ¿No hay otras flores en este perfumado recinto? Mirad: a mi alrededor hay jacintos, claveles, jazmines.... Casi todas esas flores no sentirían ser cogidas, pero yo... flor joven, apenas abierta, con esperanzas, con ilusiones... ¡No quiero que mi existencia se marchite en seguida en un dorado búcaro japonés...
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Dejadme... dejadme gozar los placeres que se me ofrecen, y embriagar con la dulzura de mis perfumes a las mariposas... ¡Dejadme vivir!
Yo la respondí:
-Estoy enternecido, querida flor, por lo razonable de tus quejas, y si pudiera créeme que apartaría mi mano que te amenaza; pero debo elegir para ella, para Luisa, la más encantadora flor de este jardín, y nadie podrá impedirme cumplir con mi deber...
Dejadme... dejadme gozar los placeres que se me ofrecen, y embriagar con la dulzura de mis perfumes a las mariposas... ¡Dejadme vivir!
Yo la respondí:
-Estoy enternecido, querida flor, por lo razonable de tus quejas, y si pudiera créeme que apartaría mi mano que te amenaza; pero debo elegir para ella, para Luisa, la más encantadora flor de este jardín, y nadie podrá impedirme cumplir con mi deber...