A LA NOCHE.
¿Qué artista, -me pregunto- no ha sabido sentir la noche?
Cuando ella llega, el burbujeo de los surtidores se eleva como melodioso canto que convida a la meditación reposada; las imágenes de las cosas se distinguen rodeadas del vago misterio del encanto; el espíritu parce pugnar por salir del cuerpo para remontarse a las regiones plácidas de la poesía pura...
¿Qué artista, -me pregunto- no ha sabido sentir la noche?
Cuando ella llega, el burbujeo de los surtidores se eleva como melodioso canto que convida a la meditación reposada; las imágenes de las cosas se distinguen rodeadas del vago misterio del encanto; el espíritu parce pugnar por salir del cuerpo para remontarse a las regiones plácidas de la poesía pura...