ADIÓS INFANCIA, ADIÓS.
Recordaba exactamente que había sido en octubre del año 1935, y estaba completamente segura del día porque en aquella fecha inolvidable aprendió lo que era la angustia y el dolor, a la vez que algo nuevo sobre la felicidad...
Recordaba exactamente que había sido en octubre del año 1935, y estaba completamente segura del día porque en aquella fecha inolvidable aprendió lo que era la angustia y el dolor, a la vez que algo nuevo sobre la felicidad...
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Sólo tenía 10 años, y físicamente era gorda, pecosa, y miraba la vida a través de sus gafas para el astigmatismo. Ya tenía suficiente edad para darse cuenta de que, en su persona, las cintas para el pelo se ensuciaban, los vestidos se arrugaban, y los calcetines se caían hasta los talones (se los "comía")...
Sólo tenía 10 años, y físicamente era gorda, pecosa, y miraba la vida a través de sus gafas para el astigmatismo. Ya tenía suficiente edad para darse cuenta de que, en su persona, las cintas para el pelo se ensuciaban, los vestidos se arrugaban, y los calcetines se caían hasta los talones (se los "comía")...
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Soñaba con tener unas sandalias de charol con hebillas plateadas, pero calzaba, en cambio, unos espantosos zapatos de color marrón y punteras gastadas, que arrastraba por el suelo cuando no andaba dando puntapiés a las latas, cantos, o cualquier cosa que encontraba por el suelo, cuando sóla como casi siempre, volvía de la escuela a casa...
Soñaba con tener unas sandalias de charol con hebillas plateadas, pero calzaba, en cambio, unos espantosos zapatos de color marrón y punteras gastadas, que arrastraba por el suelo cuando no andaba dando puntapiés a las latas, cantos, o cualquier cosa que encontraba por el suelo, cuando sóla como casi siempre, volvía de la escuela a casa...