ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

A veces me he preguntado qué podemos hacer por nosotros mismos en situaciones apuradas donde sólo se nos recomienda rezar... ¿Dónde hallaremos las cualidades que nos ayuden a vencer el pánico y nos permitan mantenernos firmes frente a el? Es decir, de donde sacaremos el coraje y el valor, en qué consiste y cuáles son sus características...

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El valor -dijo Platón, es la comprensión inteligente del peligro. Ante él, a menudo la mejor reacción es preciasamente el temor. No es valor, sino insensatez, el tomar a broma un auténtico peligro. "No admitiré a bordo ningún hombre que no tenga miedo", dice el viejo pescador de ballenas en la novela "Moby Dick"...

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Así, pues, en lugar de reprimir o desconocer nuestro temor consciente, lo que debemos hacer es transformarlo en valor. Para lo cual, lo primero que necesitamos es sentido de la perspectiva...

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Cuando el hijo de una amiga mía iba al colegio acompañado por ella, le gustaba subir a una "parecilla" y que su madre lo cogiese de la mano. Cuando llegaba al final mi amiga lo cogía en brazos y el chiquillo se abalanzaba a ellos...

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Pero un día, cuando el chico llegó al extremo de la "parecilla", mi amiga cruzó los brazos y le dijo: ¡Venga, ya eres un chico mayor, así que salta a tierra tú mismo!
El chico protestó diciendo que estaba muy alto, a lo que su madre le dijo: Échate sobre la pared y mira al suelo. Como ves, no hay mucho más de 60 centímetros desde tus pies al suelo. Ponte de pie y salta. Ten presente, hijo mío que saltas con los pies y no con la imaginación...

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¿Cuántos de nosotros, cuando tenemos miedo, no hacemos sino saltar con la imaginación en vez de con los pies? ¿Con las emociones en vez de con la razón? ¿Con absurdas preocupaciones en lugar de con un juicioso temor?...

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San Pablo escribía al joven Timoteo, el cual iba a emprender un peligroso viaje: "No nos ha dado Dios a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza". Es la angustia malsan, el "espíritu de timidez", lo que arrastra al hombre al pánico, al histerismo y a la desesperación...

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Es el que hace que una mujer después de sufrir un accidente no vuelva a subir a un coche; que un estudiante suspendido en Geometría no quiera volver a las clases. Ese espíritu destruye, incapacita y deforma...

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El segundo ingrediente del valor es la perseverancia, y un ejemplo de ello lo tenemos en Thomas Carlyle cuando los días más aciagos de su vida comenzaron una mañana en que su amigo John Stuart Mill entró en su estudio diciendo:
-No sé cómo decírtelo... Pero aquel manuscrito que me diste a leer.... ¿sabes?... la criada lo usó para encender fuego...

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Carlyle relata que al principio experimentó sentimientos alternativos de ira y pesar, para después sumergirse en un hondo desconsuelo. "Hasta que un día -decía-, al asomarme a la ventana, ví a unos albañiles trabajando...

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Me dí cuenta entonces de que, igual que ellos iban poniendo ladrillo sobre ladrillo, yo también podía añadir una palabra tras otra, una frase a otra"...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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Con aquella reflexión comenzó a escribir por segunda vez "La Revolución Francesa". El fruto de su perseverancia perdura aún en nuestros días como una obra clásica en su género y al mismo tiempo como un monumento al valor que es capaz por sí solo de vencer a la desesperanza.