
Antes de "enfriarme", y como os dije ayer, voy a contaros el miedo o temor -en realidad no sé qué fue- que me produjo una cosa tan insignificante y pequeñaja como es un hamster...
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Resulta que cuando mis hijos eran pequeños, -dos años o tres después de la odisea de los periquitos-, tuvimos en casa un Hamster al que mis hijos cuidaban de maravilla; era espavilado como él sólo y un día, no sabemos aún cómo, se salió de la jaula y estuvo desaparecido durante dos días a pesar de que lo buscamos por toda la casa...
Resulta que cuando mis hijos eran pequeños, -dos años o tres después de la odisea de los periquitos-, tuvimos en casa un Hamster al que mis hijos cuidaban de maravilla; era espavilado como él sólo y un día, no sabemos aún cómo, se salió de la jaula y estuvo desaparecido durante dos días a pesar de que lo buscamos por toda la casa...
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Lo buscamos por todos los rincones de la casa; por detrás de la nevera, de la lavadora, del armario donde guardamos los cepillos y las fregonas; por el paragüero, debajo de las mesas, altas y bajas, estantes, armarios... y, ¡nada de nada!...
Lo buscamos por todos los rincones de la casa; por detrás de la nevera, de la lavadora, del armario donde guardamos los cepillos y las fregonas; por el paragüero, debajo de las mesas, altas y bajas, estantes, armarios... y, ¡nada de nada!...
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Cansados de buscar por un sitio y por otro, desistimos de continuar haciéndolo dándolo ya por perdido, pero he aquí, que en la casa había desaparecido y en la casa debía aparecer, como así fue, no sin antes darme un susto de muerte...
Cansados de buscar por un sitio y por otro, desistimos de continuar haciéndolo dándolo ya por perdido, pero he aquí, que en la casa había desaparecido y en la casa debía aparecer, como así fue, no sin antes darme un susto de muerte...