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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

EL DINERO, UN PASATIEMPO.

Coleccionar monedas es una afición tan fascinante para muchas personas como lucrativa. Algunas de estas personas suelen comenzar sus colecciones después de ocurrirles cosas parecidas a lo que le pasó a un buen amigo cuando paseaba por la playa de Cabo Cañaveral (Cabo Kennedy)...

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Era el año 1955 cuando descubrió, medio sumergida, una moneda. Su corazón dió un vuelco igual que le dió a mi hermana el suyo cuando encontró una moneda romana bajando por el camino de la ermita, un año para la Virgen de la Cuesta...

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La que encontró nuestro amigo era una moneda de plata de ocho reales con el escudo de armas del rey Felipe V en una cara y la Cruz del Reino en la otra. De esta forma inició, a sus sesenta años, Kip Warner, una de las más apasionadas búsquedas del siglo XX: el tesoro de la Armada española -once galeones cargados de monedas, joyas y oro- hundido en 1715 por un huracán frente a las costas del Cabo Kennedy...

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Nueve años más tarde, Warner y su equipo de ocho buceadores extraían de las aguas y a manos llenas monedas de oro españolas, en su mayoría doblones, por valor de un millón de dólares...

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La mayoría de los numismáticos sólo pueden vivir en sueños un descubrimiento de este tipo. Pero todo coleccionista experimenta un día u otro la emoción del buscador de tesoros cuando, al examinar un lote de antigüedades o viejos objetos en la tienda de algún cambalachero, da de pronto con una codiciada pieza...

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Se contaba hace años que, un industrial madrileño, en una de sus periódicas visitas a anticuarios y chamarileros, compró por cinco mil pesetas un lote de alhajas entre las que había tres monedas...

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Una de ellas resultó ser un ocho reales de Felipe V, acuñado en la ciudad de México en 1723 y valorado en cien mil pesetas...

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La aficción a coleccionar monedas, antaño estaba reservada a unos pocos sabios y expertos, se ha extendido de manera extraordinaria en los últimos años. En los años 60, apenas si había en España un millar de apasionados numismáticos...

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Para un coleccionista dotado de imaginación, las monedas hacen resurgir el pasado e infunden vida a los países más remotos. Los hombres han utilizado las monedas para comprar y vender desde aproximadamente 650 años antes de Jesucristo...

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Las primeras monedas, acuñadas en el reino de Lidia, Asia menor, no eran sino pequeños trozos de oro en froma de granos de café, burdamente marcados con punzón...

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Fue en la Antigua Grecia y Roma cuando las monedas se convirtieron en objetos de gran belleza e interés históricos...

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En los años 60 España era una de las naciones más ricas en numismática; desde las primeras monedas ibéricas hasta la peseta, infinitas y valiosas han sido las acuñaciones: hispano-griegas, hispano-fenicias, hispano-cartaginesas, hispano-árabes, de los Reyes Católicos, de diferentes cecas (fábricas) de América y Filipinas, de los Países Bajos, así como de los numerosos reinados y Gobiernos que tuvo el país...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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Muchas de las personas que coleccionaban monedas vieron estimulada su afición numismática porque de todas las colecciones de antigüedades y obras de arte, la de las monedas era la menos costosa...