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Corrí un buen rato, paré y recogí todo lo deprisa que pude un montón de hojas secas y me metí entre ellas para pensar. Las hojas, como las matas del peregil loco, forman nidos infantiles, ingrávidos, tibios y gratos...
Corrí un buen rato, paré y recogí todo lo deprisa que pude un montón de hojas secas y me metí entre ellas para pensar. Las hojas, como las matas del peregil loco, forman nidos infantiles, ingrávidos, tibios y gratos...