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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

UN CREPÚSCULO REMOLÓN, como niño terco renuente a dejar el patio de recreo

LA LUZ DE LA LUNA se filtraba por el ojo de una nube.

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA no querias perder unos kilos pues as cogido la herramienta ideal paraeso asiesque dale marcha y no la tengas parada que deaqui ala comida de los quintos estarás como una maniqui un besote guapa.

Luis Ángel releyendo algunos mensajes y contestaciones a los mismos, me he dado cuenta que aún se pueden hacer más comentarios sobre algunos de éllos o como mínimo alargarlos un poco más...

Uno de los que se podían alargar un poco es este que escribí contestando a tu comentario de que la azada era una buena herramienta para adelgazar.
Yo te voy a dar otra que también dicen que no va mal para conservarte joven y en línea correcta, pués según personas entendidas en el asunto, hacer el trabajo doméstico equivale ni más ni menos que a caminar cinco kilómetros por hora o andar en bicicleta ocho kilómetros por hora como acondicionamiento físico y para aumentar la absorción de oxígeno...

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Si tú, hermoso mío, eres de las personas que siempre te estás quejando de subir y bajar escaleras, lee esto por favor, y ya verás como este "problemilla" lo verás mucho mejor y le cogerás hasta cariño...

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Por los estudios realizados, se recomienda que una persona sana suba por lo menos cinco pisos una vez al día para mantenerse en forma. Incluso para los pacientes cardiacos como es mi caso, no siempre están prohibidas las escaleras...

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Yo conozco mujeres que, después de recuperarse de un infarto el médico les ha aconsejado volver gradualmente a realizar las tareas de casa y a subir y bajar escaleras. Además, hermosón, has de saber que, poner la casa en orden es bueno para la salud emocional...

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Si algún día tú te encuentras deprimido, cosa que veo muy difícil, por tu forma de ser y por poseer un carácter abierto y alegre, lanza enseguida el contraataque con el aspirador o la escoba...

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Ya te digo yo, quinto mío, que perseguir el polvo y cambiarlo por brillo es mucho más beneficioso que enfurecerte con la mujer, con los amigos, vecinos e incluso con los socios en los negocios...

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Que te voy a explicar yo a tí, hermosón, de lo poquito que sabíamos de la vida de casados, y de llevar una casa como Dios manda, si después de salir de nuestro pueblo tuvimos muy poco tiempo para aprender antes de casarnos, tú con tu mujer, y yo con mi marido, cómo manejar la casa y el matrimonio al mismo tiempo, ¡y los hijos,! ¡madre mía, todo junto!...

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Bueno, pues con todo y con éso, yo creo que al final aprendimos más de lo que nos habíamos imaginado que aprenderíamos, y yo por ejemplo, he aprendido aún siendo mis normas de trabajo, cómodamente bajas, a llevar la casa sin dejar que ella me lleve a mí. ¡Leche, me ha costado trabajo aprenderlo, pero al final lo conseguí!...

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Estarás conmigo en que a medida que la vida cambia, también se va modificando nuestro estilo de vida, y cada vez cedemos un poco en las rígidas normas que imponíamos en la casa cuando éramos jóvenes. Conozco a una señora, madre de una amiga mía que un día llamó a su hija y le dijo: "Hoy dejé desarreglada la cama, porque sabía que iba a querer acostarme otra vez después de regar el patio, hacer unas galletas de chocolate y lavar los platos. ¡Esto me pareció perfecto!, así que desde aquí, un BRAVO por la madre de mi amiga a la que voy a intentar seguir al pie de la letra...

Adios "rebonico". Mañana te seguiré contando más cosas, a ver si tú y yo coincidimos...

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Bueno "rebonico"; hoy sábado, he tenido una gran alegría cuando al coger el teléfono he oído tu voz dándome esas buenas noticias, que todos esperábamos y al final han llegado, así que déjame que continúe explicándote, y también al resto de los quintos del 49 lo que es para mí "La plancha"...

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Pues fíajte tú, Luis Ángel, que de las tareas de la casa, una de las que más me gustan es la de planchar y es porque para mí, es la más propicia para la reflexión...

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La plancha nos permite -por lo menos a mí-, que la mente se deslice sobre la arrugada superficie de las ideas tentadoras, o de los problemas complejos, en busca de una buena solución, y cuando te das cuenta, tienes la prenda más estirada que un chiclé en manos de un "hortera", porque la verdad es que, aunque dicen que la arruga es bella, donde esté un buen planchado....

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Muchas veces me he abierto paso, como otras muchas mujeres, por una montaña de ropa, de aquellas que "no se la salta un galgo", y para mi gran sorpresa, he llegado al fondo del problema en que pensaba, al llegar al fondo del cesto de ropa...

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Algunas veces, y dependiendo de qué manera se encuentre mi cuerpo serrano, cambio de táctica: me pongo mentalmente unos patines para patinar sobre hielo, ensancho unos metros el lavadero y lo convierto en la pista de hielo del Campo del Barça, y.... ¡allá que voy!...

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Sin mover apenas los pies, y a ritmo del tarareo de "El Danubio Azul", me deslizo por la pista, plancha vapor en ristre, y entre vals y vals, cuando me quiero dar cuenta he planchado una camisa, otra, otra, la de aquí, la de allá, la blanca, la negra, la colorá, y todo lo que me pongan por delante...

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Cancanes, no. Aquello de los cancanes almidonados ya pasaron a mejor vida, pero... ¡jolines, si llegué a planchar! Mi madre me decía que yo tenía más paciencia que ella, así que me tocaba hacer las puntillas, para el de mi hermana y para el mío, y luego a almidonarlos y plancharlos... ¡Leche, y que tiesos quedaban...! Terminabas de plancharlos y eran capaces de hacerte el pino. Jajajajajajajjajajaa

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Bueno hermosón voy a parar ya de planchar que a este paso voy a planchar hasta los gatos por los rabos. Un besete y hasta la "comida"

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LA COCINA es la fábrica donde se elabora, en líneas generales, toda clase de comidas, y así como la tarea de planchar es una de las que más megustan la de preparar la comida, aunque también me gusta bastante es mucho más compleja que la mayoría de las tareas domésticas. Incluso una comida sencilla requiere de plena atención...

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Reconozco que preparar según que comidas, y darle a la tecla del "cacharrillo este" no se me da muy mal del todo; no se me quema la comida cada día, así com así, pero la verdad es que yo no me atrevo a cocinar cuando discuto, creo que estropearía desde los entrantes hasta el café. Lo mismo me pasa si estoy muy alegre o perturbada por alguna crisis familiar, porque creo que podría quemar las lentejas, o echarles demasiada sal...

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Yo creo, "rebonico", que "los cocineros/as" nos parecemos a los pintores, y te cuento por qué. Verás:

Recuerdo que, cuando era pequeña y los Reyes me traían una caja "de a doce", de pinturas Alpino, y comprada en la Feria de Belmonte, el placer que sentía coloreando los mapas de España que nos hacía pintar Doña María, era más o menos el mismo que siento ahora mientras rebano unas aceitunas negras, verdes, y marrones; unos rábanos, un tomate, o una zanahoria, para dar colorido a un plato de rica ensalada, que de lo contrario, tendría un colorido poco apetitoso; y me doy cuenta después que, el cocinar es quizá el único trabajo casero en que la gente lanza vítores y pide que se repita...

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Si la limpieza general amenaza con abrumarme, o "darme el día", pienso: " ¡Las ventanas!".
¡Sí, señor, has acertado! Pues limpiar las ventanas y los cristales, es para mí de lo más emocionante...
Basta rociar un poco de limpiacristales y frotar rápida o lentamente, como más nos apetezca, con una "rodilla" de algodón, o con papel de cocina (esto es más moderno), para que aparezca de pronto una clara imagen de las flores de los geranios que tenemos en el alféizar de la ventana del balcón...

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Dar lustre a los muebles que más queremos, hermoso mío, tiene un efecto sedante y hasta deslizante, si se quiere (Acuérdate del anuncio aquel que se cambiaba el polvo por brillo) ¡Qué manera de "escurrirse" la del anuncio por encima de la mesa...!
Como te decía, dar lustre a los muebles, además de ejercer de sedante pone un bálsamo sobre las pequeñas irritaciones, igual que en las cubiertas de las mesas...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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Sangre, sudor y lágrimas, "quinto del 49", es lo que se requiere para mantener relucientes las piezas de cobre, bronce y otros; pulir las tiras doradas de debajo de las puertas que separan la moqueta de las habitaciones, cuando estoy baja de moral, me ha hecho superar muchas veces un día difícil, así que durante el largo tiempo que sigue a una verdadera tragedia, todas esas tareas diarias constituyen un puente entre la desesperación y el retorno a la vida...