Para ilustrar lo que suponía ser quinto, resulta muy útil la descripción que realiza Florencio Abad, vecino de la localidad abulense de San Bartolomé de Pinares, y que recoge GOMEZ GONZALEZ (2000, pp. 65 y ss):
"En este humilde papel,
que con tinta va manchado
se darán ustedes cuenta,
de la vida de un soldado.
A eso de los veinte años,
cuando un hombre empieza a ser,
el Gobierno le reclama
para ir a servirle a él.
Ya le alistan en el pueblo
y allí queda alistado,
sin tener escapatoria
ni fuga por ningún lado.
Y le llevan a entregar
y su padre y su familia
se consuelan con llorar,
y la novia, si la tiene,
y le quiere de verdad,
todo el cariño le da.
Después de haberle entregado,
le llevan para el cuartel
y allí se queda sujeto
desde el cabo al coronel. (...)"
"En este humilde papel,
que con tinta va manchado
se darán ustedes cuenta,
de la vida de un soldado.
A eso de los veinte años,
cuando un hombre empieza a ser,
el Gobierno le reclama
para ir a servirle a él.
Ya le alistan en el pueblo
y allí queda alistado,
sin tener escapatoria
ni fuga por ningún lado.
Y le llevan a entregar
y su padre y su familia
se consuelan con llorar,
y la novia, si la tiene,
y le quiere de verdad,
todo el cariño le da.
Después de haberle entregado,
le llevan para el cuartel
y allí se queda sujeto
desde el cabo al coronel. (...)"