GOCE DE PRIMAVERA.
Obediente, llegó a la Dirección con la cabeza baja.
Solemne el Director lo interrogaba:
- " ¿Cómo es que llega tarde alumno,
si usted vive muy cerca de la escuela?
¡Y no me mienta!... porque estoy informado:
Mientras todos formaban,
usted permanecía sentado muy orondo
mirando los gorriones en la plaza."
Tragó saliva el niño, se le escapó una lágrima,
luego miró hacia el piso buscando las palabras:
- Ocurre que al salir esta mañana,
me acompañó mi madre hasta la puerta...
y sonriendo me dijo:
“ ¡Mirá qué regalito te ha mandado el señor!”
Y yo le pregunté: ¿Qué regalito?...
porque a mi alrededor, ¡no había nada!
Con caricias me dijo:
“ ¡Dios hizo para vos la primavera!”
y me mostró los brotes en las plantas,
y los pimpollos, y las flores nuevas,
y me hizo oler el aire esta mañana,
y miramos el cielo y... ¡tantas cosas!
que me vinieron ganas de abrazarla.
Después vine corriendo hasta la plaza.
Como era muy temprano
me detuve un instante...
para mirar un poco la arboleda...
y bajaron gorriones a llevarme
en un vuelo fugaz hasta la costa,
donde el aire conversa con el agua
¡Y viera usted señor, toda la fronda
adornada de verdes y amarillos!
y los...
- " ¡Está muy bien alumno, suficiente!..."
El viejo Director frotó su barba.
Se le escaparon del pecho los suspiros,
Del brillo de sus ojos le brotaba
ternura adormecida.
Acomodó la voz para decirle:
" ¡Andá nomás!...
¡Decile a tu maestra que ya hablaré con ella.
Y mañana
cuando cruces la plaza y mires la arboleda,
decile a los gorriones que no podés seguirlos,
que tenés compromisos en la escuela."
El viejo director volvió a frotar su barba
y escuchó que de lejos lo llamaban los pájaros.
Se quitó las cadenas y voló hasta la plaza
con ganas de gozar la primavera.
Autor: Pedro Soto.
Obediente, llegó a la Dirección con la cabeza baja.
Solemne el Director lo interrogaba:
- " ¿Cómo es que llega tarde alumno,
si usted vive muy cerca de la escuela?
¡Y no me mienta!... porque estoy informado:
Mientras todos formaban,
usted permanecía sentado muy orondo
mirando los gorriones en la plaza."
Tragó saliva el niño, se le escapó una lágrima,
luego miró hacia el piso buscando las palabras:
- Ocurre que al salir esta mañana,
me acompañó mi madre hasta la puerta...
y sonriendo me dijo:
“ ¡Mirá qué regalito te ha mandado el señor!”
Y yo le pregunté: ¿Qué regalito?...
porque a mi alrededor, ¡no había nada!
Con caricias me dijo:
“ ¡Dios hizo para vos la primavera!”
y me mostró los brotes en las plantas,
y los pimpollos, y las flores nuevas,
y me hizo oler el aire esta mañana,
y miramos el cielo y... ¡tantas cosas!
que me vinieron ganas de abrazarla.
Después vine corriendo hasta la plaza.
Como era muy temprano
me detuve un instante...
para mirar un poco la arboleda...
y bajaron gorriones a llevarme
en un vuelo fugaz hasta la costa,
donde el aire conversa con el agua
¡Y viera usted señor, toda la fronda
adornada de verdes y amarillos!
y los...
- " ¡Está muy bien alumno, suficiente!..."
El viejo Director frotó su barba.
Se le escaparon del pecho los suspiros,
Del brillo de sus ojos le brotaba
ternura adormecida.
Acomodó la voz para decirle:
" ¡Andá nomás!...
¡Decile a tu maestra que ya hablaré con ella.
Y mañana
cuando cruces la plaza y mires la arboleda,
decile a los gorriones que no podés seguirlos,
que tenés compromisos en la escuela."
El viejo director volvió a frotar su barba
y escuchó que de lejos lo llamaban los pájaros.
Se quitó las cadenas y voló hasta la plaza
con ganas de gozar la primavera.
Autor: Pedro Soto.