Amanece que no es poco
PILAR Galán Rodríguez 02/05/2013
Esta noticia pertenece a la edición en papel de El Periódico Extremadura.
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Existe un pueblo en el que los exiliados un día van en bici y otros, huelen bien, donde plagiar a Faulkner es una herejía y las últimas elecciones las perdió la Guardia Civil. Allí nacen hombres en los bancales (algunos recitan a Góngora antes de agostarse), las mujeres votan quién se va a dedicar a prostituta y los maestros cantan las excelencias del corazón a sus alumnos, aunque sean las ingles el motivo central de los exámenes. Estas y otras muchas son las historias que nos cuenta José Luis Cuerda en 'Amanece que no es poco', una película que debería ser recetada por los médicos. Se trata de una exaltación del humor absurdo, protagonizada por muchos de nuestros mejores actores.
Saza, Ciges, Manuel Alexandre o Antonio Resines nos cuentan cómo es la vida en un pueblo en el que el alcalde es necesario pero todos somos contingentes, las mujeres dan a luz mellizos en cuanto cometen adulterio y las hijas tienen a veces más años que sus propias madres. Suelo verla a menudo, porque cada curso la comparto con mis alumnos con mejor o peor fortuna. Al principio protestan, pero al final acaban enganchándose.
Es una película sin referencias temporales, que se ve como si fuera nueva. En estos tiempos de usar y tirar o de modas que duran una semana, no parece normal recomendar una película antigua, sin efectos especiales ni 3D ni nada. Hagan la prueba. Después de un mal día, vean un fragmento: la declaración de amor a la calabaza, el diálogo entre los ahorcados, o la charla sobre el libre albedrío. Luego vuelvan a la realidad, hasta la siguiente dosis. Amanece que no es poco. Hasta el título es una invitación a la esperanza.
PILAR Galán Rodríguez 02/05/2013
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Existe un pueblo en el que los exiliados un día van en bici y otros, huelen bien, donde plagiar a Faulkner es una herejía y las últimas elecciones las perdió la Guardia Civil. Allí nacen hombres en los bancales (algunos recitan a Góngora antes de agostarse), las mujeres votan quién se va a dedicar a prostituta y los maestros cantan las excelencias del corazón a sus alumnos, aunque sean las ingles el motivo central de los exámenes. Estas y otras muchas son las historias que nos cuenta José Luis Cuerda en 'Amanece que no es poco', una película que debería ser recetada por los médicos. Se trata de una exaltación del humor absurdo, protagonizada por muchos de nuestros mejores actores.
Saza, Ciges, Manuel Alexandre o Antonio Resines nos cuentan cómo es la vida en un pueblo en el que el alcalde es necesario pero todos somos contingentes, las mujeres dan a luz mellizos en cuanto cometen adulterio y las hijas tienen a veces más años que sus propias madres. Suelo verla a menudo, porque cada curso la comparto con mis alumnos con mejor o peor fortuna. Al principio protestan, pero al final acaban enganchándose.
Es una película sin referencias temporales, que se ve como si fuera nueva. En estos tiempos de usar y tirar o de modas que duran una semana, no parece normal recomendar una película antigua, sin efectos especiales ni 3D ni nada. Hagan la prueba. Después de un mal día, vean un fragmento: la declaración de amor a la calabaza, el diálogo entre los ahorcados, o la charla sobre el libre albedrío. Luego vuelvan a la realidad, hasta la siguiente dosis. Amanece que no es poco. Hasta el título es una invitación a la esperanza.