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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

UN POCO DE HISTORIA NUNCA VA MAL.

Muerto don Alfonso XI, el gloriosos vencedor del Salado, fue proclamado rey de Castilla y de León su único hijo legítimo, don Pedro "el Cruel" (año 135o.) Poco después la reina madre, doña María de Portugal, y el canciller mayor don Vasco, concertaron el casamiento del joven monarca con doña Blana, sobrina del rey Carlos V de Grancia...

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De Grancia no, chavala; ¡de Franciaaaaaaaaaa!

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Arregóse, en efecto, todo por poder y los esponsales quedaron firmados; pero en el tiempo que tardó doña Blanca en venir a España, la casualidad quiso que don Pedro viese a la única mujer a quien su rudo corazón de aventurero supo amar después tierna y fielmente...

¡Jolínininininnn! Tampoco es "Arregóse" sino ARREGLÓSEEEEEEEEEEE, hermosona, que parece que estás en Babiaaaaaaaaaaaa.

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Lafuente supone que el autor de este encuentro fue el duque de Alburquerque, ayo y gran valido del rey don Pedro, y describe el primer encuentro de los dos amantes del siguiente modo:...

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"En su expedición de Andalucía a Asturias, y a su paso por Castlla la Vieja, había el rey don Pedro conocido en Sahagún y en casa de doña Isabel Meneses, esposa de Alburquerque, a una linda y joven doncella, llamada doña maría de Padilla, hija de don Diego García de Padilla, señor de Villagera, y de doña María González de Hinestrosa...

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Convienen todos los historiadores de aquel tiempo en el retrato que hacen de la joven Padilla: pequeño cuerpo, dicen, pero dotada de gracia y de hermosura. Prendose de ella el joven soberano, y su corazón quedó cautivado de la linda castellana. Esta, por su parte, no se mostró ni insensible ni desdeñosa a los galanteos del coronado príncipe, y encendióse para no pagarse nunca la llama de unos amores destinados a adquirir no menos celebridad que los que en análogas circunstancias nacieron entre su padre don Alfonso y doña Leonor de Guzmán, en Sevilla...

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Estos amorios, un tanto poetizados y "orientalizados", si así puede decirse, por la leyenda y la imaginación de los extranjeros que no podían renunciar a su prurito de ver a España a través del primas de lo maravilloso, fueron los que sugirieron a Gervais su famoso cuadro DOÑA MARÍA DE PADILLA.