El número 5.
La suma de los primeros números par e impar (2 + 3) para los pitagóricos (que no reconocían al 1 como número ni como impar) equivale al 5. Por ello simboliza la vida humana y – según las tradiciones platónica y pitagórica – el matrimonio, como suma del 2 femenino y del 3 masculino. Los pitagóricos descubrieron los cinco sólidos regulares (tetraedro, cubo, octaedro, dodecaedro e icosaedro, conocidos ahora como sólidos platónicos). El pitagorismo en sus comienzos reconocía solo a cuatro de estos sólidos, de modo que el descubrimiento del quinto (el dodecaedro, con 12 caras pentagonales) les sumió en una situación embarazosa. Tal vez por esta razón a menudo consideraban al cinco como exótico y rebelde.
El número 5 fue asociado con la diosa babilonia Ishtar y su equivalente romana Venus, y el símbolo para ambas era la estrella de cinco puntas o pentagrama. En Inglaterra, al nudo atado en forma de pentagrama se le llama “nudo de amante” por su asociación con la diosa del amor. En el maniqueismo el 5 tiene una posición capital: el primer hombre tuvo 5 hijos; existen cinco elementos de luz (éter, viento, agua, luz y fuego) y otros cinco de oscuridad. El cuerpo tiene 5 partes; existen 5 virtudes y 5 vicios.
El número 5 era también importante para los Mayas, que colocaban una estrella de cinco puntas en el centro de las cuatro agujas de los puntos cardinales. Los cinco dedos de los humanos han añadido cierto misterio al 5, tal y como sucede con las extremidades del cuerpo (dos brazos, dos piernas, cabeza). Un humano ubicado en el un círculo con los brazos y piernas extendidos se asemeja a los cinco puntos del pentágono, y si cada punto se une con el segundo más cercano se obtiene un pentagrama. Esta figura geométrica es capital para el ocultismo, y juega un papel prominente en los conjuros de los aquelarres, donde se supone que sirve para atrapar a un demonio o al mal, que de ese modo puede ser forzado a a cumplir la voluntad de los brujos. La creencia de que el 5 era sagrado condujo al 5º elemento, superando al cuatro que tradicionalmente representaba al ser humano. De ahí surge la quinta esencia, o quintaesencia.
En el Islam el 5 es un número sagrado. Lo más destacado son los cinco pilares del Islam: declaración de fé (shahadah), oración (salat), ayuno durante el Ramadán, dar limosna (zakat) y hacer el peregrinaje a la Meca (la hajj). Las oraciones se deben decir 5 veces al día. Existen cinco categorías de ley islámica y hubo cinco profetas que dieron las leyes (Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Mahoma).
La suma de los primeros números par e impar (2 + 3) para los pitagóricos (que no reconocían al 1 como número ni como impar) equivale al 5. Por ello simboliza la vida humana y – según las tradiciones platónica y pitagórica – el matrimonio, como suma del 2 femenino y del 3 masculino. Los pitagóricos descubrieron los cinco sólidos regulares (tetraedro, cubo, octaedro, dodecaedro e icosaedro, conocidos ahora como sólidos platónicos). El pitagorismo en sus comienzos reconocía solo a cuatro de estos sólidos, de modo que el descubrimiento del quinto (el dodecaedro, con 12 caras pentagonales) les sumió en una situación embarazosa. Tal vez por esta razón a menudo consideraban al cinco como exótico y rebelde.
El número 5 fue asociado con la diosa babilonia Ishtar y su equivalente romana Venus, y el símbolo para ambas era la estrella de cinco puntas o pentagrama. En Inglaterra, al nudo atado en forma de pentagrama se le llama “nudo de amante” por su asociación con la diosa del amor. En el maniqueismo el 5 tiene una posición capital: el primer hombre tuvo 5 hijos; existen cinco elementos de luz (éter, viento, agua, luz y fuego) y otros cinco de oscuridad. El cuerpo tiene 5 partes; existen 5 virtudes y 5 vicios.
El número 5 era también importante para los Mayas, que colocaban una estrella de cinco puntas en el centro de las cuatro agujas de los puntos cardinales. Los cinco dedos de los humanos han añadido cierto misterio al 5, tal y como sucede con las extremidades del cuerpo (dos brazos, dos piernas, cabeza). Un humano ubicado en el un círculo con los brazos y piernas extendidos se asemeja a los cinco puntos del pentágono, y si cada punto se une con el segundo más cercano se obtiene un pentagrama. Esta figura geométrica es capital para el ocultismo, y juega un papel prominente en los conjuros de los aquelarres, donde se supone que sirve para atrapar a un demonio o al mal, que de ese modo puede ser forzado a a cumplir la voluntad de los brujos. La creencia de que el 5 era sagrado condujo al 5º elemento, superando al cuatro que tradicionalmente representaba al ser humano. De ahí surge la quinta esencia, o quintaesencia.
En el Islam el 5 es un número sagrado. Lo más destacado son los cinco pilares del Islam: declaración de fé (shahadah), oración (salat), ayuno durante el Ramadán, dar limosna (zakat) y hacer el peregrinaje a la Meca (la hajj). Las oraciones se deben decir 5 veces al día. Existen cinco categorías de ley islámica y hubo cinco profetas que dieron las leyes (Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Mahoma).