ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

El número 2.

El número 2 simboliza muchas de las dualidades básicas: yo/tu. hombre/mujer, si/no, vivo/muerto, izquierda/derecha, yin/yang (el símbolo del yin y el yan sugiere los dos principios opuestos – o fuerzas – que comprenden todos los aspectos de la vida.) y así de forma indefinida. Las dualidades son comunes en los acercamientos de los humanos al mundo, probablemente por nuestra preferencia por la lógica de dos estados: verdad/falso – de nuevo otra dualidad. Aunque el 2 era femenino para los pitagóricos, otros esquemas numerológicos lo veían como macho. En la obra del Conde Agrippa de Nettesheim De occulta philosophia (1533: “Filosofía de lo oculto”), el 2 es el símbolo del hombre, del sexo y del mal. Una razón por la que algunos han asociado al mal con el 2 es que en el libro del Génesis no se usa la fórmula “y aquello fue bueno” cuando se refiere al segundo día de la Creación.

Algunas religiones son duales, con dos dioses en lugar del único Dios del monoteismo. Algunos ejemplos son el Zoroastrismo, donde Ahura Mazda (el dios de la luz y la bondad) batalla contra Ahriman (el dios de la oscuridad y la maldad). El número 2 se asocia a menudo con aspectos negativos, como en las palabras decepción (duplicity en inglés) e hipócrita (two-faced en inglés). Los indios de la costa noroeste americana pedía a los padres de gemelos que cumpliesen varios tabús ya que creían que los poderes sobrenaturales harían que los deseos de los gemelos se hicieran realidad.

¡Oh, qué pequeño es el mundo!
¡Oh, qué grandes son las cerezas...!

(El misterio de las cifras)

¿Todos vosotros sabéis la diferencia que hay entre "cifra" y número"?.

Frecuentemente, empleamos indistintamente un término u otro, pero en realidad, la "cifra" es una manera de anotar o de escribir un número, un hecho lingüístico y gráfico, mientras que los números, en cambio, existen independientemente de la cifras.

Estar vivo es estar hecho de memoria.
Si un hombre no está hecho de memoria,
no está hecho de nada. (Philip Roth)

El libro que recordamos es el libro que deseábamos escribir. (Edmond Jabés)

De un ramo de loto puro,
Un tercio, un quinto y un sexto
fueron ofrecidos respectivamente
a Shiva,
a Vishnu,
a Sûrya.
Un cuarto fue presentado a Bhâvanî.
El resto, seis flores,
fue dado al venerable preceptor.
Dime, pronto, el número de flores...

(Fragmento del Lîlâvatî, célebre tratado de matemáticas en forma de verso)

Este es otro de los fragmentos:

Durante los juegos amorosos un collar se partió.
Un tercio de las perlas cayó sobre el suelo,
un quinto se esparció por el lecho.
La muchacha halló la sexta parte,
la décima retuvo en sus manos el amado.
Y seis perlas quedaron engarzadas en el hilo.
Dime cuántas perlas tenía el collar...

...
Cuando escribían estos poemas numéricos, los matemáticos respetaban la lógica del sentido, según la cual jamás se unían palabras, en una suma o resta, que no armonizasen por su significado, como por ejemplo flecha y fuego, planetas y serpientes, océanos y elefantes...

...
Estos poemas no sólo se componían para memorizar el arte del cálculo, sino también por amor al juego de las cifras y las letras. De esta forma la especulación sobre la ciencia de los números se convirtió, para la cultura india, en una práctica sofisticada y valorada por su gran belleza y sabiduría."