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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

Esto es una historia o leyenda muy conocida, y como casi todas las leyendas, se remonta a una época muy, muy lejana. Veréis...

Un maestro indio, cuyo nombre varía según las distintas versiones de la leyenda, pero al que llamaremmos Sussi, inventó un juego que la posteridad conocería (por lo menos en castellano) con el nombre de "ajedrez"...

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Algunos sitúan la historia bajo el reinado del rey indio Balhit, que vivió ciento veinte años después delr ey Poro, que fue derrotado por Alejandro; agno a orillas del río Hidaspes. Otros dan como época de esta historia el siglo VI o VII de nuestra era...

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El maestro creador del ajedrez ofreció su invento al monarca del gran reino de las Indias. Fue tal la fascinación que sintió el rey con este juego, y halló tanto placer con él, que concibió el deseo de recompensar al maestro indio con un obsequio que estuviese a la altura de su genio....

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Le dijo que podría escoger él mismo su recompensa. El rey suponía que el maestro le pediría algo así como palacios, elefantes, joyas, tierras de cultivo etc... Pero, no. No le pidió nada de todo eso. Pidió humildemente que se le concediese unos granos de trigo...

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- ¿Eso es todo?- respondió asombrado el rey.
-Sí, es todo. Bueno, en realidad, no es tan poco. Quiero la cantidad de granos de trigo necesaria para llenar todos los casilleros del tablero del ajedrez de la siguiente manera: un grano de trigo para el primer casillero, dos para el segundo, cuatro para el tercero, y así sucesivamente. Que en cada casillerao haya el doble de granos de trigo que en el casillero anterior...

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El rey se sintió ultrajado por la petición que, según creía, no estab a la altura de su inmensa riqueza. Pero dado que ése era el deseo del maestro de ajedrez, consintió en concederle la recompensa que solicitaba...

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La leyenda cuenta que, en el preciso momento en que el rey aceptó una gransonrisa iluminó el rostro del maestro de ajedrez, quien después de despedirse del rey, abandonó el palacio...

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El soberano mandó llamar a su intendente para que ejecutara la petición del maestro. Pensó que el cálculo del número de granos que debería pagar al maestro de ajedrez era una operación extremadamente simple. En efecto, multiplicar un número de granos por dos, ¿qué podría ser más simple que eso?...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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¡Cuál fue su sorpresa, cuando su intendente le hizo saber que los cálculos eran más largos y complicados de lo previsto! Para realizar los cómputos, los matemáticos del rey utilizaban sus dedos y las tablas de contar tradicionales...