El pintor, para darle un buen acabado a su obra, pasa muchos días puliendo y limando las desnudeces de una Venus; el músico procura llegar al mismo fin encerrando entre las líneas del pentagrama las complicadas melodías de la lira sentimental; el escritor acucia la sensibilidad del público, narrando toda esa máquina invisible que llevamos el cerebro y en el corazón...