Este camino de Villar de Cañas es el que recorrimos Raquel y yo cuando ella tení 14 años y yo 13, para ir a la fiesta de la Virgen de la Cabeza. Fuimos andando y cada una de nosotras llevábamos dos vestidos con sus respectivas "perchas" colocados en el brazo estendido con el fin de que no se arrugasen, y en la otra mano llevábamos una bolsa con los zapatos y poco más pues en aquellos años aún no utilizábamos coloretes, maquillajes ni afeites que ahora, con el paso de los años, sería lo primero que meteríamos en "el atillo", y eso que a nuestros sesenta y tantos, tanto una, como la otra, no necesitamos ponernos muchos "potingues" para estar guapas, jejejejejejejee. ¡Y es que la que vale, vale; y la que no, pá jefa! Jajajajajajjaa (continúo sin abuela)