HERMAN MELVILLE.
Hacia el final navegó por una mansedumbre extraordinaria.
Y ancló en su hogar y llegó hasta su mujer.
Y surcó la bahía de su mano
Y fue todas las mañanas a una oficina
Como si su ocupación fuera otra isla...
Hacia el final navegó por una mansedumbre extraordinaria.
Y ancló en su hogar y llegó hasta su mujer.
Y surcó la bahía de su mano
Y fue todas las mañanas a una oficina
Como si su ocupación fuera otra isla...