ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

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Otro fragmento más de Relatos de un cazador.

Hablaba el cazador Vladimir ni más ni menos que como un novel actor provinciano que hace el papel de primer galán. Acepté yo su ofrecimiento, y aún no habíamos llegado a la orilla del Lgov, cuando ya conocía toda su historia. Era un liberto; en sus tiernos años había aprendido másica, luego había servido como ayuda de cámara, sabía leer y escribir, había leído, según yo pude advertir, algunos librillos y vivía ahora como viven tantos en Rusia, sin un "grosh" en el bolsillo, sin una ocupación estable, sustentándose poco menos que del maná...

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Expresábase con extraordinaria elegancia y saltaba a la vista que presumía de modales; era también un terrible tenorio, y ala parecer, con éxito; que a las chicas rusas les seduce la labia...

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Hízome observar, entre otras cosas, que solía visitar a los terratenientes, sus vecinos, y que en la ciudad lo invitaban a comer, y que jugaba a la "préférence" y conocía en la capital a mucha gente...

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Era maestro en lo de sonreír y lo hacía por varios estilos, siendo la que mejor le sentaba un asonrisita modesta, reprimida, que afloraba a sus labios cuando contaba algo raro...

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Prestaba oídos a lo que se decía y mostrábase enteramente de acuerdo con todo; pero, con todo eso, nunca perdía el sentimiento de la propia dignidad, y parecía querer dar a entender que también, llegado el caso, podía él emitir su propia opinión...

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Yermolai, a fuer de hombre nada excesivamente culto, y desde luego nada "sutil", empezó a tutearlo. Pero había que ver la sonrisita con que Vladimir le hablaba de usted...