ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

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-Por lo demás -dijo bonachonamente y mirándome a la cara-, lo he pensado mejor. Puede que a usted no le agrade quedarse a comer con nosotros, y en ese caso...
No lo dejé yo de acabar, y le aseguré que, por el contrario, tenía mucho gusto en ello.
-Bueno; conformes...

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Entramos en la casa. Un muchachito que vestía largo caftán de burdo paño azul salió a recibirnos en la escalinata. Radilov mandóle en seguida que le trajese vodka a Yermolai y mi compañero de caza hízole una reverencia respetuosa hasta la cintura al rumboso obsequiante. Del corredor, adornado con diversos, abigarrados cuadritos, y cerrado por una verja, pasamos a un cuarto grande, el gabinete de Radilov. Quitéme yo los arreos de cazador y dejé en un rincón la escopeta; el chico del caftán largo púsose con mucha diligencia a sacudirme el polvo.
-Ahora pasará usted a la sala -díjome, zalamero, Radilov-, y le presentaré a mi "matushka"...