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RELATOS DE UN CAZADOR. Turgueniev.
Vladimir, con gran gozo de Yermolai, no tieraba nada bien, y a cada tiro que marraba ponía cara de asombro, examinaba el arma y soplaba en ella, recapacitaba y, por último, explicábanos la razón de que hubiera fallado el tiro...
RELATOS DE UN CAZADOR. Turgueniev.
Vladimir, con gran gozo de Yermolai, no tieraba nada bien, y a cada tiro que marraba ponía cara de asombro, examinaba el arma y soplaba en ella, recapacitaba y, por último, explicábanos la razón de que hubiera fallado el tiro...
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Yermolai tiraba como siempre, de un modo magistral, y yo... bastante mal, como de costumbre. "Suchok" nos contemplaba con los ojos del hombre sujeto desde chico al servicio de los señores, y de cuando en cuando gritaba: "Eh, ahí va otro pájaro!", y se rascaba la espalda..., no con la mano, sino con un movimiento de hombros...
Yermolai tiraba como siempre, de un modo magistral, y yo... bastante mal, como de costumbre. "Suchok" nos contemplaba con los ojos del hombre sujeto desde chico al servicio de los señores, y de cuando en cuando gritaba: "Eh, ahí va otro pájaro!", y se rascaba la espalda..., no con la mano, sino con un movimiento de hombros...