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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

Quizá fuese el amigo Aquilino (GRECO), en su infancia y adolescencia, como aquel joven que conocí una vez, al que la lectura de la historia le descorazonaba y al mismo tiempo le producía una verdadera desazón. En la historia él podía ver que en tiempo de calamidades los hombres eran desgraciados; que luego reunían sus fuerzas y se ponían a trabajar. No les importaba mucho, -eso era para otros-, la economía política, el álgebra o la geometría...

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Quizá también podía ver en la historia nuestro amigo y paisano GRECO, que estos mismos hombres desgraciados sufrían con la vista puesta en un futuro mejor, pero cuando éste llegaba al fin, y se creían que ya estaba todo resuelto, el cielo volvía a nublarse para ellos, y la estructura levantada poco antes se venía al suelo estrepitosamente y la humanidad tenía que lanzarse de nuevo a la tarea y luchar...

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Es posible que, Aquilino, nuestro paisano, se diese cuenta desde muy joven que la felicidad no es duradera, que se evapora, y que la vida continúa fluyendo. Que todo pasa y se desconoce una y otra vez a lo largo del tiempo...

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No sabemos si las lecturas profundas fatigaban a Aquilino. Los filósofos, creo yo que, no lograron despertar en él la afición por la especulación pura. Por el contrario, los poetas pienso que lo conmovieron desde el primer instante en que llegó la edad dichosa...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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A él le llegó esa edad, como a todos nosotros nos llegó y nos sonrió, así que, también apareció y sonrió para él; esa divina edad en que el ser humano rebosa de alegría, energías y esperanzas y en la que el hombre se siente impulsado, según dicen la leyenda, hacia los caminos de la bondad y del trabajo y despierta en él el deseo de dejar sus propias huellas en el mundo...