ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: HOLA, HOLA, HOLA, CASTILLEJA. No te llamo ahora porque...

buenas haber si hablamos o te llamo

HOLA, HOLA, HOLA, CASTILLEJA. No te llamo ahora porque ya es muy tarde, aunque yo sé, que tú estás con los ojos más abiertos que un mochuelo, o una lechuza de aquellas que entraban a la iglesia, yo no sé por dónde, para acabar con el aceite de la lámpara de latón que había en un rincón y siempre estaba con su lamparilla encendida. ¡Qué tiempos, madre mía...! La hermana Marina de "Pirris" era la que recogía el aceite casa por casa, para tener siempre alumbrado al Señor; cuando se llenaba la alcuza de hojalata, que debía tener una capacidad de dos litros máximo, se volvía tan contenta a su casa, y hasta el próximo día, que nunca se sabía cuándo sería... ¡Todo dependía de las veces que la lechuza o lechuzas entrasen en la iglesia en busca de alimento!
Las velas de cera amanecían intactas, pero el aceite... ¡Cómo les gustaba a las jo...ías!
Besetes Casti.