Este brillante matemático alemán del que os hablo hoy, John F. Nash, nació en Bluefield en 1928. En Múnich, en 1994 recibió el premio Nobel de economía. El trabajo de Nash premiado con este célebre galardón había aparecido publicado casi medio siglo antes, en su breve tesis de doctorado, escrita a la edad de veintiún años.
En 1950, el estudiante Nash, diplomado en Pricenton, formuló un teorema que permitió al campo de la teoría de los juegos ejercer gran influencia en la economía moderna...
En 1950, el estudiante Nash, diplomado en Pricenton, formuló un teorema que permitió al campo de la teoría de los juegos ejercer gran influencia en la economía moderna...
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En 1958, Fortune distinguió a Nash por sus resultados en la teoría de los juegos, en geometría algebraica y en la teoría no lineal, y lo nombró el "matemático más brillante de la generación joven". Parecía destinado a una carrera brillante, pero en 1959, fue internado y se le diagnosticó una esquizofrenia. Princenton y sus dirigentes sostuvieron a Nash y le permitieron amablemente errar por el departamento de matemáticas durante casi treinta años...
En 1958, Fortune distinguió a Nash por sus resultados en la teoría de los juegos, en geometría algebraica y en la teoría no lineal, y lo nombró el "matemático más brillante de la generación joven". Parecía destinado a una carrera brillante, pero en 1959, fue internado y se le diagnosticó una esquizofrenia. Princenton y sus dirigentes sostuvieron a Nash y le permitieron amablemente errar por el departamento de matemáticas durante casi treinta años...
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Se volvió un personaje silencioso que garabateaba extrañas ecuaciones sobre los pizarrones de los pabellones de matemáticas y buscaba mensajes secretos en los números. Desgraciadamente, el hijo de Nash también era esquizofrénico, pero era lo bastante versado en matemáticas como para que la Universidad de Rutgersle le otorgase un doctorado.
Se volvió un personaje silencioso que garabateaba extrañas ecuaciones sobre los pizarrones de los pabellones de matemáticas y buscaba mensajes secretos en los números. Desgraciadamente, el hijo de Nash también era esquizofrénico, pero era lo bastante versado en matemáticas como para que la Universidad de Rutgersle le otorgase un doctorado.