LO MÁS PRECIOSO que cualquiera -hombre o empresa- o cualquier entidad puede poseer es la buena voluntad de los demás. Es algo tan frágil como una orquídea. ¡Y no menos bella! Tan preciosa como una pepita de oro... y no menos difícil de obtener. Tan poderosa como una gran turbina... y no menos difícil de construir. Tan maravillosa como la juventud... y no menos difícil de conservar.