LA PAPISA.
"...... Así pues, la monja y el Papa se instalaron en Castelgandolfo recreándose por anticipado con unas vacaciones de dos meses y medio. La residencia papal, situada plácidamente junto a un tranquilo lago, entre arboledas, era el lugar adonde acudían cada año, por invitación del Papa los ricos y los famosos para solazarse con lo "mejor de dos mundos", el eclesial y el temporal"...
"...... Así pues, la monja y el Papa se instalaron en Castelgandolfo recreándose por anticipado con unas vacaciones de dos meses y medio. La residencia papal, situada plácidamente junto a un tranquilo lago, entre arboledas, era el lugar adonde acudían cada año, por invitación del Papa los ricos y los famosos para solazarse con lo "mejor de dos mundos", el eclesial y el temporal"...
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Pese a la solícita vigilancia y las advertencias de Pascualina relacionadas con su salud, Pío mantuvo un horario muy cargado de trabajo. Desde su balcón de la segunda planta se dirigía casi diariamente a los peregrinos que, provenientes de todos los rincones del mundo, llenaban el patio. Esas audiencias, mucho menos convencionales que las del Vaticano, encantaban al Pío. El solía hablar a cada delegación en su lengua natal, luego extendía los brazos y los alzaba en su característico homenaje a Dios. Cuando concluía, los vítores entusiásticos del gentío levantaban ecos por todas las colinas circundantes, mientras Pascualina lo observaba discretamente con orgullo y amor desde el apartamento papal, en lo más alto de la villa..."
Pese a la solícita vigilancia y las advertencias de Pascualina relacionadas con su salud, Pío mantuvo un horario muy cargado de trabajo. Desde su balcón de la segunda planta se dirigía casi diariamente a los peregrinos que, provenientes de todos los rincones del mundo, llenaban el patio. Esas audiencias, mucho menos convencionales que las del Vaticano, encantaban al Pío. El solía hablar a cada delegación en su lengua natal, luego extendía los brazos y los alzaba en su característico homenaje a Dios. Cuando concluía, los vítores entusiásticos del gentío levantaban ecos por todas las colinas circundantes, mientras Pascualina lo observaba discretamente con orgullo y amor desde el apartamento papal, en lo más alto de la villa..."