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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

LA PAPISA.

"...... Así pues, la monja y el Papa se instalaron en Castelgandolfo recreándose por anticipado con unas vacaciones de dos meses y medio. La residencia papal, situada plácidamente junto a un tranquilo lago, entre arboledas, era el lugar adonde acudían cada año, por invitación del Papa los ricos y los famosos para solazarse con lo "mejor de dos mundos", el eclesial y el temporal"...

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Pese a la solícita vigilancia y las advertencias de Pascualina relacionadas con su salud, Pío mantuvo un horario muy cargado de trabajo. Desde su balcón de la segunda planta se dirigía casi diariamente a los peregrinos que, provenientes de todos los rincones del mundo, llenaban el patio. Esas audiencias, mucho menos convencionales que las del Vaticano, encantaban al Pío. El solía hablar a cada delegación en su lengua natal, luego extendía los brazos y los alzaba en su característico homenaje a Dios. Cuando concluía, los vítores entusiásticos del gentío levantaban ecos por todas las colinas circundantes, mientras Pascualina lo observaba discretamente con orgullo y amor desde el apartamento papal, en lo más alto de la villa..."

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".... Pío había accedido a reducir una hora su programa matinal de trabajo para sentarse a solas con Pascualina bajo las copas de una apartada arboleda, en los jardines traseros de la residencia. Algunas veces, durante los días dorados de aquel setiembre, pensaron no haberse sentido jamás tan felices mientras conversaban o leían sus misales...

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Poco después encontraron más horas de ocio para pasear por los hermosos jardines escalonados que el propio Pío proyectara veinticinco años antes, cuando era secretario de Estado del Vaticano. Durante sus meditaciones solían mirar hacia las onduladas colinas que desplegaban su esplendor multicolor alrededor de ellos..."
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
PASCUALINA.

...."Cuando aquel verano declinaba, Pío cayó enfermo. Sufrió un ataque muy grave de hipo, semejante al que casi acabó con su vida el año 1954. Pascualina, aunque hubiera estado esperando lo peor desde hacía algún tiempo, se sobresaltó un poco. Esta vez se alarmó como nunca e insistió en que él se fuera inmediatamente a la cama. El médico recomendó al Papa mucho descanso y aislamiento absoluto. Pero haciendo caso omiso de la enérgica recomendación y pese a su incapacidad para hablar, ... (ver texto completo)