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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

LA GACETA INT.

"ÁLVARO MUTIS
El poeta que desconfiaba de los teléfonos
ARANCHA MORENO
Vivió escribiendo, pero no de la escritura. Premio Príncipe de Asturias, se refugió en la literatura y en la Edad Media para escapar del progreso, una época “siniestra” de violencia y holocaustos que le tocó vivir. A los 90 años, el escritor dijo adiós....

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Dicen que su obra se movía “entre la exuberancia del trópico y el desasosiego de los tiempos que le tocó vivir”; dicen también que procedía de los Mutis de Cádiz, y que era descendiente del geógrafo, explorador y botánico José Celestino Mutis. Del poeta y escritor colombiano Álvaro Mutis (1923-2013) se dicen muchas cosas, pero sin duda las más reseñables las dijo él.
Príncipe de Asturias de las Letras, Premio Cervantes y ganador del Reina Sofía, dejó una extensa obra literaria, poética y narrativa, pero nunca logró vivir de la literatura. “Mis libros me dan algún dinero, que me llega siempre cuando más lo necesito. Pero ni son grandes sumas ni es el dinero que me sostiene en la vida”, confesaba. ¿Y de qué vivía entonces? “Estoy pensionado, vivo retirado por la Columbia Pictures”.
Y allí no trabajaba como guionista, ni vinculado a la pluma: era locutor de radio y actor de doblaje y fue, durante muchos años, la voz del narrador de la serie televisiva de Los Intocables, protagonizada por Robert Stack en el papel de Elliot Ness que luego hizo en el cine Kevin Costner. La serie hizo furor en los años 60, cuando la ausencia del color se suplía maravillosamente con el blanco y negro.
Decía Mutis que era escritor “por necesidad, para sobrevivir día a día el terrible mundo que habitamos”. A pesar de su extenso y brillante legado, jamás se consideró a sí mismo “un escritor profesional”. “Me considero poeta, sí, y también narrador. Novelista no. Galdós, Dickens o Tolstói, ésos sí que son novelistas”, aseguraba.
Para él, la literatura era una fuga, una “negación de toda orilla”. Sólo cogía la pluma cuando las tramas y los personajes se lo pedían: “Yo dejo que los temas vayan trabajando en mi cabeza y en mi memoria, y llega un momento en que empiezo a escribir, pero no tengo planes ni obras ya planificadas completas”, aseguró.
“Cuando sienta que no puedo más, que Maqroll me hace la vida imposible, que no me deja dormir y me tortura, sabré que ha llegado el momento de liberarme y sentarme a escribir”, contaba del que fue su personaje fetiche, Maqroll el Gaviero, un marino aventurero que protagonizó siete de sus nueve libros de narrativa...
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Quemó dos novelas ya escritas

Escribir no era una tarea dulce y placentera para el poeta colombiano. “Sufro muchísimo escribiendo, y más que escribiendo, corrigiendo y reescribiendo. Una de mis novelas, Amirbar, la reescribí cuatro veces, por cuestiones de estilo y ritmo”.
Algunas de sus obras, sin embargo, no las llegaremos a conocer nunca, ya que quemó dos novelas completas, Cuando Dios bajó a Nagaima, sobre la violencia en Colombia, y El último rostro, sobre Simón Bolívar. Su amigo Gabriel ... (ver texto completo)