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Decía mi amiga, que en aquel momento, tenía la cabeza más agitada que la tapa de la tetera de Watt, y que cuando entró en su casa para comenzar sus quehaceres, concentrando sus pensamientos con la mayor intensidad posible en rotura de frenos, reventones y otras cosas por el estilo, antes de que pudiera haber "pasado revista" a todas, ya había encerado y sacado brillo a todos los suelos de la casa...
Decía mi amiga, que en aquel momento, tenía la cabeza más agitada que la tapa de la tetera de Watt, y que cuando entró en su casa para comenzar sus quehaceres, concentrando sus pensamientos con la mayor intensidad posible en rotura de frenos, reventones y otras cosas por el estilo, antes de que pudiera haber "pasado revista" a todas, ya había encerado y sacado brillo a todos los suelos de la casa...
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Pero esto, según me dijo, no fue todo, sino que a continuación, y con la misma ansiedad, empezó a recordar todos los accidentes automovilísticos que había leído u oído hablar, mientras arreglaba tres armarios y los cajones de la mesa de su marido. Luego -decía- "decidí considerar una serie de peligros especiales, como el que representan un conductor ebrio, esos camiones enormes que de pronto parecen echarse encima de uno, las carreteras heladas...."
Pero esto, según me dijo, no fue todo, sino que a continuación, y con la misma ansiedad, empezó a recordar todos los accidentes automovilísticos que había leído u oído hablar, mientras arreglaba tres armarios y los cajones de la mesa de su marido. Luego -decía- "decidí considerar una serie de peligros especiales, como el que representan un conductor ebrio, esos camiones enormes que de pronto parecen echarse encima de uno, las carreteras heladas...."