CÓMO NOS ADAPTAMOS AL FRÍO.
La adaptación al frío es algo sumamente personal. Con sus reacciones, tanto naturales como adquiridas, las personas, y animales de sangre caliente, se las arreglan para resistir las bajas temperaturas, aunque la adaptación, como ya he dicho es muy personal. Hay personas que aunque vayan muy abrigadas en días de frío invierno, no soportan el frío, y en cambio otras, en las mismas circunstancias, se encuentran perfectamente a gusto, aunque hay un hecho real: los hombres no sienten el frío tan pronto como las mujeres...
La adaptación al frío es algo sumamente personal. Con sus reacciones, tanto naturales como adquiridas, las personas, y animales de sangre caliente, se las arreglan para resistir las bajas temperaturas, aunque la adaptación, como ya he dicho es muy personal. Hay personas que aunque vayan muy abrigadas en días de frío invierno, no soportan el frío, y en cambio otras, en las mismas circunstancias, se encuentran perfectamente a gusto, aunque hay un hecho real: los hombres no sienten el frío tan pronto como las mujeres...
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El hombre es esencialmente una criatura tropical. Desnudo e inactivo, sólo se siente realmente cómodo cuando la temperatura ambiente oscila entre los 29 y los 31 grados centígrados, por lo que en una habitación cuya temperatura fuera de veintiséis o veintisiete grados, es decir, considerablemente más alta que la de cualquier hogar corriente, acabaría helándose. Así, pues, el frío constituye un reto para el cuerpo humano...
El hombre es esencialmente una criatura tropical. Desnudo e inactivo, sólo se siente realmente cómodo cuando la temperatura ambiente oscila entre los 29 y los 31 grados centígrados, por lo que en una habitación cuya temperatura fuera de veintiséis o veintisiete grados, es decir, considerablemente más alta que la de cualquier hogar corriente, acabaría helándose. Así, pues, el frío constituye un reto para el cuerpo humano...
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Cuando nos exponemos al frío, nuestro organismo -dicho por los entendidos-, lucha por conservar su calor, toda vez que somos animales de sangre caliente. La primera defensa contra el mismo es la contracción de los vasos sanguíneos de la piel, a fin de que circule menos sangre por la epidermis y, en consecuencia, sea menor la cantidad que se enfríe. La sangre caliente se concentra en los órganos internos para evitar que se lesionen; la congelación cutánea es un mal menor o, mejor dicho, el precio que se paga por la supervivencia....
Cuando nos exponemos al frío, nuestro organismo -dicho por los entendidos-, lucha por conservar su calor, toda vez que somos animales de sangre caliente. La primera defensa contra el mismo es la contracción de los vasos sanguíneos de la piel, a fin de que circule menos sangre por la epidermis y, en consecuencia, sea menor la cantidad que se enfríe. La sangre caliente se concentra en los órganos internos para evitar que se lesionen; la congelación cutánea es un mal menor o, mejor dicho, el precio que se paga por la supervivencia....