ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: .......

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Decía mi amiga, que en aquel momento, tenía la cabeza más agitada que la tapa de la tetera de Watt, y que cuando entró en su casa para comenzar sus quehaceres, concentrando sus pensamientos con la mayor intensidad posible en rotura de frenos, reventones y otras cosas por el estilo, antes de que pudiera haber "pasado revista" a todas, ya había encerado y sacado brillo a todos los suelos de la casa...

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Pero esto, según me dijo, no fue todo, sino que a continuación, y con la misma ansiedad, empezó a recordar todos los accidentes automovilísticos que había leído u oído hablar, mientras arreglaba tres armarios y los cajones de la mesa de su marido. Luego -decía- "decidí considerar una serie de peligros especiales, como el que representan un conductor ebrio, esos camiones enormes que de pronto parecen echarse encima de uno, las carreteras heladas...."

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Entonces era verano, pero la preocupación no sabe de estaciones, así que cuando la familia volvió a casa, todo estaba resplandeciente y, lo que es mejor, que tenía la impresión de que no había trabajado nada en absoluto.
Este fue el resultado de la "Energía de la Preocupación", para el ama de casa, la más valiosa ayuda desde que a alguien se le ocurrió traer el agua a las casas por medio de cañerías...

PREOCUPÉMONOS CON IMAGINACIÓN.

La preocupación no tiene por qué arrugarnos la frente y dejarnos incapaces de hacer nada. Utilizada imaginativamente, es capaz de devolvernos e incluso de renovar nuestras fuerzas.

Hay personas que cuando viajan en avión la forma tonta y común de preocuparse es permanecer sentadas, rígidas, durante todo el trayecto del viaje, escuchando atentamente, en su cerebro, esta "conmovedora" polémica: "El avión se va a estrellar...! ¡Que se ha de estrellar, idiota!... Te digo que sí... Pero algunas, maestras consumadas en preocupaciones imaginativas, se preocupan de manera muy diferente...

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Basta con que logremos liberarnos del consabido "Pasará esto... No, no pasará... Sí... No..., para que la preocupación imaginativa nos convierta en héroes.

NO LLAMEMOS PREOCUPACIÓN A LO QUE SÓLO ES ABULIA.

Cuentan que una vez, a media noche, una mujer se despertó tosiendo. Entonces cayó en la cuenta de que llevaba varias semanas con aquella tos. ¿"Estaré fumando demasiado?", se preguntó preocupada. "Seguro que tengo los pulmones hechos un asco" -decía-.
Durante los días siguientes se esforzó, aunque inútilmente, en sacar energías de su preocupación, y emplearlas, por ejemplo, en planchar la ropa que se le había acumulado en las dos últimas semanas, pero se limitaba a permanecer estúpidamente de pie ante la tabla de planchar, moviendo la plancha muy despacio, muy despacio, mientras la ceniza del cigarrillo caía sobre la ropa, hasta que decidió por fin, hablar con una amiga y confiarle aquello que la preocupaba. Mientras le hablaba a su amiga, los dedos le temblaban al encender un nuevo cigarrillo.
-Estoy muy preocupada porque fumo demasiado.
-Pues deja de fumar -le contestó la amiga.
Tenía razón, por supuesto, porque cuando nos atormenta algo a lo que realmente podemos poner remedio, no es preocuparnos lo que hacemos.... sino engañarnos a nosotros mismos...