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La mayoría de nosotros vivimos envueltos en una densa y enorme nube de preocupaciones, algunas de las cuales son ya viejas amigas nuestras; otras, en cambio, son poco menos que desconocidas.
Si nos sentamos a hacer una lista de ellas y las examinamos con detenimiento probablemente nos llevaremos una sorpresa ya que veremos que la gran mayoría de ellas no son motivo suficiente para preocuparnos.
Las grandes preocupaciones no nos abandonan, ni aun después de realizar heroicas acciones, pero, al menos, parte de nuestras preocupaciones se pueden convertir en energía...
La mayoría de nosotros vivimos envueltos en una densa y enorme nube de preocupaciones, algunas de las cuales son ya viejas amigas nuestras; otras, en cambio, son poco menos que desconocidas.
Si nos sentamos a hacer una lista de ellas y las examinamos con detenimiento probablemente nos llevaremos una sorpresa ya que veremos que la gran mayoría de ellas no son motivo suficiente para preocuparnos.
Las grandes preocupaciones no nos abandonan, ni aun después de realizar heroicas acciones, pero, al menos, parte de nuestras preocupaciones se pueden convertir en energía...
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Si conseguimos que las preocupaciones nos sirvan de colaboradoras, y no al contrario, es probable que a la larga el número de estas "colaboradoras" disminuya. Pero no nos preocupemos por eso... todavía.
Si conseguimos que las preocupaciones nos sirvan de colaboradoras, y no al contrario, es probable que a la larga el número de estas "colaboradoras" disminuya. Pero no nos preocupemos por eso... todavía.