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-Ninguno oye su ronquido; pero sí el de su vecino.
Los defectos propios se desconocen por no prestar atención a ellos o por desconocimiento; los del vecino, en cambio, son tan manifiestos y tan claros que hay que hacer poco esfuerzo para conocerlos.
-Ninguno oye su ronquido; pero sí el de su vecino.
Los defectos propios se desconocen por no prestar atención a ellos o por desconocimiento; los del vecino, en cambio, son tan manifiestos y tan claros que hay que hacer poco esfuerzo para conocerlos.
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-Medida llena, no hay engaño.
Al que cumple, no se le ha de pedir más.
-Medida llena, no hay engaño.
Al que cumple, no se le ha de pedir más.
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-Ninguno es tan malo que no le haga bueno el palo.
Opinión muy generalizada del valor del castigo para enderezar la mala conducta.
-Ninguno es tan malo que no le haga bueno el palo.
Opinión muy generalizada del valor del castigo para enderezar la mala conducta.
