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Si llenamos un vaso con agua del estanque y observamos con una lupa podremos ver diminutas criaturas que asumen toda clase de curiosas formas. Las hay pequeñas, del tamaño de una cabeza de alfiler, y gigantes de más de un centímetro de largo; danzan, saltan y se detienen de pronto, suspendidas y trémulas.
En ese momento acabamos de asomarnos a un rincón del universo de las larvas, que encierra las poblaciones más grandes del mundo...
Si llenamos un vaso con agua del estanque y observamos con una lupa podremos ver diminutas criaturas que asumen toda clase de curiosas formas. Las hay pequeñas, del tamaño de una cabeza de alfiler, y gigantes de más de un centímetro de largo; danzan, saltan y se detienen de pronto, suspendidas y trémulas.
En ese momento acabamos de asomarnos a un rincón del universo de las larvas, que encierra las poblaciones más grandes del mundo...