CUENTO. EL SAPO Y LA ROSA. V. M. Garshin.
Érase una vez un sapo y una rosa.
El rosal que tenía la rosa estaba en un jardincillo casi semicircular de una finca rural. Estaba muy descuidado el jardín, y el hierbajo campaba a su antojo entre los macizos y los arriates, pues hacía ya mucho tiempo que crecían en pleno abandono. La valla de madera que antes fue verde estaba ahora podrida y en algunos sitios caída, y las estacas se las habían llevado los chiquillos para jugar, o los campesinos para defenderse de los perros, singularmente del fiero Barbos...
Érase una vez un sapo y una rosa.
El rosal que tenía la rosa estaba en un jardincillo casi semicircular de una finca rural. Estaba muy descuidado el jardín, y el hierbajo campaba a su antojo entre los macizos y los arriates, pues hacía ya mucho tiempo que crecían en pleno abandono. La valla de madera que antes fue verde estaba ahora podrida y en algunos sitios caída, y las estacas se las habían llevado los chiquillos para jugar, o los campesinos para defenderse de los perros, singularmente del fiero Barbos...