En las iglesias y en los hogares cristianos el encendido de las velas es una preparación para la Natividad, se comparte la luz en las largas noches de invierno, recordando a los creyentes la venida de Jesús, la luz del mundo:
Otra vez Jesús les habló, diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.»
Otra vez Jesús les habló, diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.»